Partimos de la base de que la creatividad no es crear desde cero o desde la nada, sino aprovechar todo el conocimiento y la experiencia que hemos adquirido a lo largo de los años, con el fin de formular nuevas ideas. No es un invento, sino un aprovechamiento de lo que ya tenemos a través de una mirada diferente.
Si nos proponemos indagar los rasgos más reconocibles en las personas creativas, aparecería como principal cualidad la curiosidad inagotable por conocer más, sin importar el qué. No discriminan entre los conocimientos que les pueden servir de inmediato o los que son más adecuados a su profesión u ocupación habitual: necesitan saber de todo, o al menos tener una ligera noción de todo.
Cualquier conocimiento adquirido podrá servirnos de chispa creativa para más adelante. Nunca sabemos cómo aquello que hemos leído, oído o sentido, podrá conectarse con alguno de los proyectos en los que estamos trabajando o trabajaremos... y pueden pasar años hasta que encontremos una utilidad.
La creatividad, como aptitud, es imbatible. Cualquier progreso se debe a ella y a la facultad de mirar más allá de los patrones establecidos. No es tranquila ni confortable, porque requiere el esfuerzo y el coraje de salir a pescar, a un lugar en el que no tenemos ni la más remota idea de si habrá peces, pero donde nuestra intuición nos dice que los hay.
Y si alguien, después de lo dicho, está dispuesto a recorrer la senda de la creatividad y a explotar todas las posibilidades (muchas) de su imaginación, que se vaya olvidando del miedo a experimentar. El miedo, o un sentido del ridículo en exceso desarrollado, es limitante y hay que ser fuertes para soportar el bostezo, la mueca, la broma o el ceño fruncido, que acompañan las nuevas ideas; tiernas y sensibles siempre a todo signo de desprecio o incomprensión.
Prueba de creatividad…
Este es un dilema ético-moral que una vez se utilizó en una entrevista de trabajo.
Estás conduciendo tu coche en una noche de tormenta. Pasas junto a una parada de autobús en la que se encuentran tres personas esperando:
1. Una anciana que parece a punto de morir.2. Un viejo amigo que te salvó la vida una vez.3. El hombre o la mujer de tus sueños.
¿A quién llevarías en tu coche, habida cuenta de que sólo tienes sitio para un pasajero?
Podrías llevar a la anciana, porque va a morir y, por lo tanto, deberías salvarla primero; o podrías llevar al amigo, ya que te salvó la vida una vez y estas en deuda con él. Sin embargo, tal vez nunca vuelvas a encontrar al amante perfecto de tus sueños.
¿Lo pensaste ya?
El aspirante que fue contratado (de entre más de 200 candidatos) no dudó al dar su respuesta. Simplemente contestó: "Le daría las llaves del coche a mi amigo, y le pediría que llevara a la anciana al hospital, mientras yo me quedaba esperando el autobús con la mujer de mis sueños."
Reflexión final: Si somos capaces de ver más allá de las preguntas y de sus aparentes limitadas respuestas, encontraremos una solución más creativa para todo.