¡Cuántos otoños revelados en mi mente! Cuánta paciencia he practicado entre sus hojas, vuelo de pájaros cobrizos que denotan, que todo empieza y termina en cada meta. He transitado por las veredas del silencio, entre las penas peregrinas que se anidan, en cada rama, que desnuda se descubre, con la presencia de la ausencia y la tristeza.
Yo te bendigo por cuidarme Vida Mía. Por deletrearme en mis momentos de apatía, una canción de primavera perdurada, que me convierte en aroma de lavanda y me convida a sonreír en cada instancia.
Yo sé que tú, eres mi amante permanente, que estarás viva entre mis sombras, entre mis mieles, entre mis goces, hasta ese día que no puedas evitarlo y veas la LUZ que se acerque a reclutarme. ¡Vida Maestra! ¡Vida piadosa! Tienes la magia de ofrecerme en cada hora, una enseñanza que me vuelve un Ave Fénix, en los momentos que la angustia se reporta. Tú me has llevado por el camino de la impronta, me has dado audacia para subir a la montaña, me has construido una estrella que me ingresa, en ese mundo donde habita la alborada. B. Ojeda.Permítete abrir Tu corazón para recibir la abundancia de gracias que Dios tiene para Ti.