Dicen que los extremos se tocan, y no deja de ser cierto ver como las dictaduras militares o fascistas, utilizan la misma violencia que el comunismo rancio y decimonónico; no olvidemos que los mayores genocidios de los ultimos ciento cincuenta años, fueron cometidos por extremistas de izquierdas, desde Stalin a Mao, convirtiendo a Hitler en un vulgar aprendiz, a tenor de los muertos que cargan a sus espaldas. Los totalitarismos, partiendo del principio de que o estás conmigo o contra mi, no tienen inconveniente en imponer sus ideas a golpe de pistola si es necesario, y ahí tenemos el ejemplo de la izquierda abertzale, entendiendo que el mejor modo de hacer democracia, es volar la tapa de los esos al rival político.
El Sr. Mas se apunta ahora al carro del sí o sí, diga lo que diga la ley, porque la voluntad del pueblo debe respetarse, la voluntad que él oye, quiero decir. en el curso de la entrevista afirmó que en Cataluña se experimentó un “cambio cultural profundo” y en eso va a tener razón: A través de los antiguos planes de enseñanza, la ciudadanía de esta comunidad autónoma, otrora condado, dominaba a la perfección la lengua de Cervantes, compartida por algunos cientos de millones de personas en el planeta, y ahora practican casi en exclusiva con una lengua minoritaria que agrava la natural endogamia de la cultura catalana. El Sr. Mas tiene, pues, un oído selectivo, y un olfato particular. Lo malo es que en el fondo, tal vez lo único que precise, sean esos cinco mil quinientos millones de euros y se prepara para recogerlos con cara de reina ofendida.