Todo como antes, de Kjell Askildsen

Publicado el 06 julio 2012 por José Angel Barrueco

En su momento leí Un vasto y desierto paisaje y, aunque me gustó, no me volvió loco. Ahora que han reunido tres de sus libros de relatos en edición de bolsillo, me pareció el momento oportuno para seguir adentrándome en la obra de este autor, de cuentos crueles y afilados como cuchillas. Y esta vez sí, esta vez me ha entusiasmado.
Todo como antes agrupa los siguientes libros: Últimas notas de Thomas F. para la humanidad, Un vasto y desierto paisaje y Los perros de Tesalonica. Aunque el segundo de ellos, ahora que lo he releído, me sigue pareciendo el más flojo. Askildsen es un autor mordaz, parco en palabras (algo en sus frases me trajo a la memoria la economía de palabras de los poemas de Karmelo C. Iribarren), dicen que emparentado con los cuentos de Raymond Carver (algo de ello hay, sí, pero su dureza me parece más próxima a la narrativa de Agota Kristof), y sobre todo es un autor despiadado. Sus personajes suelen caernos mal. Casi todos recuerdan un poco a Mersault, el protagonista abúlico y nihilista de Albert Camus en El extranjero. Fundamentalmente son hombres. Hombres hartos de vivir, pero que sin embargo continúan resistiendo, tratando de sobrevivir, afrontando los múltiples escollos diarios. Hombres que no se llevan bien con sus parientes (sean padres, hijos o esposas), que mienten continuamente, y que a veces toman oxígeno gracias a que mantienen una especie de doble vida (unos cuantos mienten a sus mujeres sólo para salir a dar una vuelta y estar solos por ahí).  
Casi todos los relatos de Últimas notas… tienen un hilo conductor: el mismo personaje. Un anciano llamado Thomas que ha perdido a su mujer (y le da igual), que discute con sus hijos o no se habla con algunos de ellos, que tiene nietos a los que no conoce, que apenas hace nada salvo estar en casa dando las últimas boqueadas. Askildsen compone un retrato crudelísimo de la vejez, del absurdo de vivir cuando uno ya es tan mayor. Sus personajes se aproximan a la muerte y, por tanto, son fríos e indiferentes.
En los otros dos libros encontramos a hombres perdidos en malas relaciones con sus esposas, con sus hermanos y hermanas, con sus padres, con sus hijos… Gente que va a la deriva y que es incapaz de amar, o que se decepciona de continuo: Si uno dejara de albergar esperanzas, se ahorraría un montón de decepciones. Una de las características más notables del autor es que, en sus cuentos, siempre hay un aire de amenaza, siempre queda algo que no nos relata y que debemos imaginar. Tras esta lectura he comprado el último libro de relatos suyos publicados en España. Os dejo con un extracto del cuento “En la peluquería”:
Abrí la puerta y entré. Ay, el mundo cambia. En la peluquería todo estaba cambiado. Solo el peluquero era el mismo. Lo saludé, pero no me reconoció. Me llevé una decepción, aunque, por supuesto, hice como si nada. No había ningún sitio libre. A tres personas les estaban afeitando o cortando el pelo, otras cuatro esperaban, y no quedaba ningún asiento libre. Estaba muy cansado, pero nadie se levantó, los que estaban esperando eran demasiado jóvenes, no sabían lo que es la vejez. De manera que me volví hacia la ventana y me puse a mirar la calle, haciendo como si fuera eso lo que quería, porque nadie debía sentir lástima por mí. Acepto la cortesía, pero la compasión pueden guardársela para los animales.  
[Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo]