Todo el mundo es un crítico

Publicado el 03 enero 2014 por Rebecasanchez
'The Reichenbach Fall', el tercer capítulo la segunda temporada de Sherlock, se emitió el 15 de enero de 2012. Casi dos años más tarde, el 1 de enero de 2014, la BBC emite 'The Empty Hearse', el primer capítulo de la tercera temporada de la serie. El aperitivo ('Many Happy Returns') que la cadena soltó el 24 de diciembre caldeó el ambiente, por eso no es de extrañar que el estreno lograse la mejor audiencia de la historia de la serie, el minuto de oro llegó a los 9,7 millones de telespectadores. Estas cifras responden a la curiosidad del público por saber cómo fingió Sherlock Holmes su muerte y a la creciente popularidad de Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, los actores que interpretan a Sherlock y Watson respectivamente, gracias a sus incursiones en la pantalla grande.

El capítulo, guionizado por Mark Gatiss quien también interpreta a Mycroft Holmes, no da tregua, equilibrando a la perfección comedia, drama e investigación. Los actores, todos y cada uno de ellos, impecables. Tras dos años han retomado sus personajes como si el tiempo nunca hubiese pasado. Su buen hacer se ve magnificado por un guión que da al espectador todo aquello que esperaba y más.

La expectación era tremenda, Gatiss y Moffat tenían que darle al público una buena explicación, una resolución al misterio que resultase plausible y satisfactoria; pero eso es algo imposible y, sabiéndolo de antemano, juegan con los fans porque en nuestro fuero interno todos somos críticos en potencia y ese crítico que llevamos dentro siempre encontrará fallos y objeciones en el plan de Holmes. 

Durante el capítulo se habla, se especula, se muestra cómo Sherlock pudo fingir su muerte. El primero en explicarlo es Anderson, su elaborada hipótesis recrea un escenario en el que Sherlock utiliza el cadáver de Moriarty para engañar a todo el mundo. Una buena propuesta que sin embargo no logra convencer a Lestrade de que Holmes sigue vivo.

Más adelante, descubriremos que Anderson es el miembro fundador de un grupo de fans del detective llamado The Empty Hearse. Durante una reunión del club, una de las fans propone su propia teoría de lo que ocurrió realmente en aquel tejado. Una teoría más loca que la de Anderson pero, sin duda alguna, mucho más divertida. Al poco descubren que Sherlock está vivo, así que tenían razón pero la duda persiste ¿qué teoría es la acertada?
Gatiss juega con el fan pero con respeto, le da lo que quiere pero también se lo quita, le ofrece varias posibilidades antes de regalarle la verdad de boca del propio Sherlock. El detective le ofrece a Anderson lo que lleva dos años buscando -lo que los fans llevamos dos años esperando- una respuesta plausible. Lo que sucedió en aquella azotea no fue más que un truco de magia, una escena perfectamente sincronizada y orquestada. Philip Anderson no parece muy satisfecho con la respuesta, tiene su solución pero no le parece lo bastante emocionante, tal vez prefería algo más elaborado, más rocambolesco. "It's not how I would have done it", dice. Anderson -como muchos fans- se niega a aceptar la verdad que le ofrece Sherlock porque su explicación no es lo suficientemente buena para él. Para mí fue buena pero como bien sentencia un lacónico Holmes: "Everyone's a critic".

Habrá quien disfrute con la resolución del misterio, otros no; es difícil agradar a un público tan exigente como el de Sherlock pero creo que el guión de Gatiss es capaz de conciliar al crítico que llevamos dentro con el fan que nos habita. 

En la era de las redes sociales es difícil abstraerse de todo el ruido que una serie genera, los fans inundan Tumblr, Twitter, Facebook... de frases, vídeos, imágenes, artículos... sobre el objeto de su afecto. Tras el fin de la segunda temporada, y durante estos dos interminables años, las teorías más locas y rocambolescas, las más series y estudiadas, las más improbables, las más creíbles, llenaron páginas y páginas de la red. El hype ante la tercera temporada se hizo casi insoportable pero Gatiss supo conjugar todo ese concentrado fanatismo y adoración en el guión sin caer en la afectación ni la suficiencia del que se sabe más listo.