Sin embargo, el ministro evocado se movió con su acostumbrada prudencia y el cese promovido por él no implicó la expulsión del hijo de Tejero de la Guardia Civil, quien ahora se queda sin destino provisionalmente, hasta que pueda pedir de nuevo plaza, posiblemente tras el verano. En el pasado, Interior le negó de forma reiterada su promoción a jefe de una comandancia, requisito previo para convertirse en general. Su padre, el golpista Tejero Molina fue, él sí, expulsado del Ejército por condena firme a 30 años de prisión por un delito de rebelión militar como principal responsable de la trama del golpe de Estado, de los que sólo pasó poco más de 15 en prisión. Entre los invitados a la paella del pasado 18 de febrero, no autorizada, estaba Jesús Muñecas Aguilar, capitán condenado a cinco años de cárcel por el golpe de 1981. Muñecas Aguilarfue quien se dirigió a los diputados para tranquilizarlos y, ya en libertad, montó un picadero en Valdemoro.
Antonio Tejero Díaz, de 54 años, declara que sí hubo una paella pero que fue “una comida de amistad”. Su hermano, Ramón Tejero, que es sacerdote en Mijas-Costa (Málaga), explica que no es el único de los miembros de la familia Tejero que desarrollaron su carrera dentro de la Guardia Civil. Juan, otro hijo de Tejero, explica que en el ágape “no se celebró el 23-F” y que, en su casa, nunca conmemoraron la efemérides. El párroco RamónTejero, por su parte, asegura que “el cese de mi hermano lo atribuyo a una falta de vergüenza del director general de la Guardia Civil y del ministro del Interior”. Este, por lo menos, destituyó a Antonio Tejero de forma fulminante por pérdida de confianza. Claro que el castigo no implica su expulsión del Cuerpo. Antonio Tejero Molina, de 82 años, expulsado del Ejército por rebelión militar, rememoró el 33 aniversario de su sonada entrada en el Congreso de los Diputados con viejos amigos del golpe y en las instalaciones del cuartel de su hijo. Y, según ha reconocido Interior, hace unos días, en una nota de prensa, mantuvo un almuerzo no autorizado en su acuartelamiento de Valdemoro (Madrid) con diversas personas implicadas en el intento de golpe de Estado del 23-F.