Gerbrand Bakker
Todo está tranquilo arriba es un milagro que solo aparece muy de vez en cuando, una obra que une la literatura con el lado más frágil de la vida, sincera, elegante, delicada, íntima. Hay mucho en los paseos por los lagos, en los ratos dedicados a muñir las vacas, en las sillas de la cocina, en las habitaciones del piso superior. Bakker sabe captar los matices y elabora con ellos una obra limpia, pulcra, aunque no por ello poco contundente. También merece una mención el cuidado que Rayo Verde ha puesto en la edición: una distribución del texto en el papel que permite una lectura cómoda, con la letra de un tamaño adecuado y márgenes razonables; sin faltas de ortografía ni erratas; una cubierta que representa fielmente el contenido; y la inclusión de un discurso del autor en el que demuestra una vez más su capacidad para expresar mucho sin decir apenas nada. Una muy buena novela con una edición a su altura.