Todo lo mejor

Publicado el 22 febrero 2019 por Aleon @Aleonpizarro
de César Pérez Gellida.

Título: Todo lo mejorAutor: César Pérez Gellida.Editorial: Suma, 2018Páginas: 608.
SINOPSIS.
Viktor Lavrov es un joven talento perteneciente al KGB destinado en Berlín durante el periodo más crudo de la Guerra Fría. Pronto recibirá un delicado encargo que pondrá a prueba sus conocimientos en psicología criminalista y sus virtudes como agente de inteligencia.
El caprichoso destino hará que su camino se cruce con el del inspector jefe de la Kriminalpolizei, Otto Bauer, empecinado en resolver las terribles muertes de cinco menores que parecen estar relacionadas entre sí, unos asesinatos que se niegan a reconocer desde las más altas instancias de la RDA.
Con ocho novelas publicadas, César Pérez Gellida es ya un referente en la actualidad literaria de nuestro país. El vallisoletano regresa ahora con su relato más negro, una historia repleta de intriga, una explosión narrativa que mantiene los ingredientes que han atrapado a miles de lectores y que significa un paso adelante a nivel estilístico con respecto al resto de su obra.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Podría decir que, a pesar de que todas las novelas que he leído de César Pérez Gellida me han encantado, siempre tengo miedo a comenzar una nueva por dos motivos básicos. Desde luego, el primero porque el autor, igual que se le ha caído el pelo, es susceptible de "pinchar" y que por primera vez me llegue a decepcionar. Es complicado en esto de las artes mantener siempre el listón tan alto cuando ya no ves como puedes subirlo más. Y el peor de los motivos, el segundo, porque yo no dé la talla como lectora y de complejo y original que es el tío escribiendo, yo me quede a dos velas y no me entere de nada. Y mira que con Khimera y Konets ya puso a prueba mis neuronas para que no se me liaran mientras leía y no perdiera el hilo conductor con tanto "p´alante y p´atrás" en los tiempos. Por eso cuando me dijeron que esta novela era de espías me temblaron las "canillas" literalmente. Cuando veo una película de espías soy de las que no suelo enterarme de nada con tanto personaje, tantos nombres diferentes y tantos mensajes subliminales que yo no consigo entender y me pierdo en la mayor parte de las ocasiones. Pero hete aquí que mis temores han sido infundados porque no solo no me he perdido sino que me ha encantado encontrarme con algunos personajes que creía ya perdidos y enterrados hasta que no realizara esas poco frecuentes relecturas.
Podría decir que Gellida se supera con esta obra, pero no lo voy a decir, porque he disfrutado tanto con esta novela como con otras memorables obras del autor de sus anteriores trilogías. Y, como las anteriores, no es una lectura sencilla. César no hace nada sencillo, al menos tan sencillo como le brota a él. Le encanta complicarnos la vida, que saquemos el cerebro de paseo y lo expongamos a la intemperie para renovarlo y mirar sus tramas desde diferentes puntos de vista, con diferentes posibilidades en su desarrollo y desde luego en sus desenlaces. Podría decir que juega con nosotros pero no. Lo que hace es que nos incluye en el juego con unos personajes que nos invitan a seguirlos, que nos enamoran, incluso los malos malísimos porque de tan malos nos atraen sus motivaciones, sus comportamientos tan extremos y escalofriantes, sobre todo, cuando sus víctimas son los más inocentes de la sociedad.
El autor nos lleva a la Alemania del Este, al Berlín herido por ese terrible muro que divide la ciudad y, sobre todo, que divide la diferencia entre una vida sin libertad alguna y en todos los sentidos, y la vida con una libertad relativa o, al menos, sentida por los ciudadanos de la parte occidental. Un Berlín oriental en el que todo debe ser tan perfecto para que nadie ponga en duda el sistema, que los crímenes más atroces no pueden ser investigados ni anunciados porque en un sociedad tan ideal como esa, nadie necesita delinquir. Una ciudad llena de espías que espían al enemigo occidental pero, sobre todo, que se espían entre ellos viviendo al margen casi siempre de una ley que manipulan según sus intereses.
En este escenario conoceremos a Viktor Lavrov, un joven psicólogo criminalista y espía ruso, que tiene un difícil encargo realizado tanto por la KGB a la que pertenece como por las autoridades alemanas, sin que uno u otro tengan que coincidir y, en paralelo, a Otto Bauer, inspector jefe de la Kriminalpolizei, que junto a su hermana, y contra lo que le han ordenado, investigará las muertes y desapariciones frecuentes de niños que nadie suele reclamar ni buscar. Dos potentes personajes que coinciden en espacio, tiempo e interés personal y profesional para llevarnos hacia un submundo criminal que pone los pelos de punta.
No os cuento más porque más información solo supone desvelar lo que no debe desvelarse más que acercándose a la obra y leyéndola. Como en el mundo de los espías, mientras menos se diga, mejor. Si os digo que no dejéis de leerla, que si lo que escribe este autor os gusta, esta novela os va a enamorar de nuevo y si no os habéis acercado nunca al fenómeno Gellida, ya estáis tardando.