Todo lo que es sólido se disuelve en el aire - Darragh McKeon

Título original: All that is solid melts into air Autor: Darragh Mckeon Año edición: 2014 Nº de páginas: 422 págs. Encuadernación: Tapa blanda Editorial: Alba Precio: 22,50 € Ficha editorial
“Muchas gracias a la editorial por facilitarme este ejemplar” Abril de 1986. En un bloque de pisos en Moscú un niño prodigio toca el piano. Al mismo tiempo, en la Ucrania soviética y a quince kilómetros de la central nuclear de Chernóbil, Artiom, un joven campesino, se despierta temprano para ir de caza con su padre. Nada más salir al aire libre, ve que el cielo está rojo y que las vacas están sangrando por las orejas. En Moscú María, periodista y antigua disidente, ha acabado trabajando en una fábrica. Su exmarido Grigori, un destacado cirujano, es uno de los primeros voluntarios que viajan a la zona del desastre. Aunque por la forma en que está escrito no lo parezca, "Todo lo que es sólido se disuelve en el aire" es el debut del autor irlandés, Darragh McKeon, una obra que tardó  diez años en escribirlo y que muestra el drama de Chernóbil y las personas que lo vivieron. La novela nos sitúa en el año 1986 en la Unión Soviética, bajo un régimen comunista en el que comienza a verse las primeras grietas de su declive y con unas autoridades que no saben hacer frente a una de las mayores tragedias de los últimos cincuenta años: el accidente de la central nuclear de Chernóbil. Bajo este escenario el autor nos sitúa a diferentes personajes, narrando sus vidas y cómo actuaron ante esta desafortunada situación. Encontrándonos a Grigori, un cirujano que vive inmerso en el trabajo para evitar el dolor de su matrimonio fracasado y que ofrecerá su ayuda cuando se produzca el accidente. María separada recientemente de Grigori, ha acabado trabajando en una fábrica, alejada de su profesión de periodista y de sus verdaderos pensamientos políticos (que en el pasado le costaron todo). Yevgueni es un niño prodigio, con un magnetismo especial para el piano, pero también para los abusones y Artiom, un joven campesino, que vive con su familia cerca de la central y sueña con ser algún día como su padre. Narrada en tercera persona desde diferentes puntos de vista y estructurada en tres partes (desarrollándose la primera en abril de 1986, la segunda en noviembre de 1986 y la tercera en abril de 2011, con una parte mucho más breve que las anteriores y que funciona prácticamente como el epílogo de la novela), Darragh McKeon muestra una situación que va más allá del desastre nuclear y su radiación, enseñando la situación de opresión que el pueblo vivía en aquella época y la caída de la misma Unión Soviética. El autor utiliza una prosa cuidada, una potente atmósfera, unas descripciones magistrales que crean imágenes sorprendentes, incluso para el más simple de los acontecimientos y un emotivo final. Pero también hay lugar para pasajes crudos que son necesarios para entender la realidad de semejante escenario. Sin embargo, a lo largo de la historia, el autor narra bastantes hechos y situaciones que pueden costar un poco adentrarse en ellas y seguir la pista de los personajes en cada uno de los distintos escenarios, al mismo tiempo que va tejiendo y cruzando las vidas de cada uno de ellos. La novela es un retrato de la sociedad soviética, bajo un gobierno que controla todos los aspectos de sus vidas,  utilizando el miedo y represión para implantar sus ideas y pensamientos y mantener a raya y en silencio a la sociedad, reflejando de este modo el descontento y la desesperación de muchos. Pero también es un homenaje a todas aquellas personas que se sacrificaron por la seguridad de los otros, un homenaje a aquellos supervivientes de la tragedia y del régimen soviético. “Todo lo que es sólido se disuelve en el aire” es un relato sombrío pero esperanzador, tratado con cuidado y empatía sobre un hecho que continua muy vivo, pero también es un relato sobre la humanidad y la tragedia y cómo eso saca lo mejor de algunas personas y lo peor en otras. En definitiva, una hermosa, emotiva y cautivadora historia que merece la pena leer.  Pero, eso si, es una novela para sentarse a leer tranquilo, sin prisa y saborear cada una de las páginas del mismo. Real, contundente, implacable
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