Antes deseaba tener un convertible amarillo. Ahora quiero una camioneta famliar con sillas para de niños para coches, lugar para las bebidas y, si es posible, que se limpie automáticamente
El auto es mucho más que un medio de transporte. Si tienes niños, se convierte en un espacio donde pasas momentos que pueden ser por lo menos interesantes. En mi adolescencia, quería un auto amarillo convertible y con vidrios polarizados. Me imaginaba en la ruta, con el pelo al viento, disfrutando de la música y del momento, de la libertad del viaje.
Cuando llegué a tener los ahorros para el auto de mis sueños (pensaba comprar un auto económico, pintarlo y abrir las ventanas, pero eso es otra historia), mi vida era otra. Necesitaba un transporte donde entrara la silla para niños, el bolso maternal y todas mis hormonas en movimiento. Con cuatro chicos, paso a paso, llegamos a la camioneta familiar.
En el auto las reglas son variadas. Estas son algunas frases que siempre decimos:
- ¡No se toquen!
- ¡No griten más!
- No, ¡no podés abrir la ventana en la autopista!
- Apaguen los celulares.
Y hay muchas frases que solemos escuchar:
- El aire es libre.
- No me quiero poner el cinturón.
- Yo elegí la ventana primero.
- No quiero ir atrás, voy adelante.
- ¿Pones música? ¿Otra vez la misma canción?
No somos originales al momento de hablar. Ni a la hora de mantener el auto en orden. Si el viaje es largo, se puede aplicar alguna técnica para que sea más placentero.
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