Todo pasa por algo

Por Lafemmeaux40
”Sucesos inesperados, imprevistos, circunstancias que no se pueden prever con anterioridad, acontecimientos que se suceden sin haber sido planeados, azar, eventualidades, coincidencias o situaciones que van más allá de nuestra comprensión”. Frases como estas son las que encontramos en los diccionarios para definir la CASUALIDAD.

Muchas de nosotras hemos crecido  sorprendidas de las muchas casualidades que se cruzaban en nuestro camino.Estabamos seguras de que todo lo que nos sucedia o dejaba de suceder era obra del destino.Si nos encontrábamos con el chico que nos gustaba en algún sitio en concreto era porque nos habíamos puesto el jersey de la suerte o habíamos visto un coche de novias…Si nos pasaba algo desagradable seguramente era porque estábamos pasando una racha de mala suerte.
Hoy a mis 40 y ... he aprendido que las casualidades no existen y la buena o mala suerte tampoco.  Ahora se que todo, absolutamente todo, tiene una razón de ser, aunque a veces nos cueste ver lo evidente. Incluso ahora mientras estoy escribiendo, estoy segura que; crear este pequeño magazine tiene algún motivo, un aprendizaje, alguna razón, cada una de nosotras individualmente aprenderemos algo, escribiendo, sugiriendo e inspirándonos. 

Cada persona, cada situación cada suceso de nuestra vida son las piezas de un gran puzzle que forman nuestra vida. Algunos de esos ingredientes nos afectan negativamente en su momento, pero siempre hay una explicación, un aprendizaje que hacer, por la cual se ha presentando en nuestro camino, y pueden pasar años antes de que sea obvio del porque.
Otras personas pasan tan solo por un instante por nuestras vidas tocándonos el corazón.  Estas personas nos ayudan a encontrar nuestro camino, nuestra esencia, nuestra pasión y que, como en la historia que comparto a continuación, es una verdadera bendición cuando simplemente su existencia nos da la oportunidad  de agradecer un poco  lo mucho que recibimos de cada una de ellas.
El vaso de lecheUn joven que pagaba sus estudios trabajando como vendedor ambulante sentía hambre pero no tenía dinero para almorzar. Decidió vencer la vergüenza que le daba mendigar y se armó de valor para pedir algo de comer en la próxima puerta que tocase.  No obstante, se sintió muy nervioso cuando una hermosa joven le abrió la puerta.  En lugar de pedir comida pidió solo un vaso de agua.Ella, sin embargo, se apiadó de él y le trajo un vaso de leche.  El se lo tomó tímidamente y preguntó, “¿Cuánto le debo?”. – “No me debe nada,” respondió ella. “Mi madre nos enseñó a nunca aceptar pago por hacer un favor.” “Entonces le agradezco de corazón.”, respondió el joven.El joven, de nombre Howard  Kelly, se fue de aquella casa no solo sintiéndose fortalecido en su cuerpo sino también en su fe en Dios y en la humanidad.  Antes del incidente estaba pensando en darse por vencido y renunciar.Muchos años más tarde aquella joven, ya mayor, se enfermó gravemente.  Los doctores locales estaban muy preocupados.  Finalmente la enviaron al hospital de una gran ciudad donde practicaba un famoso especialista en aquella enfermedad.Cuando el médico se dio cuenta del nombre de su nueva paciente y del pueblo de procedencia, inmediatamente se levantó y fue a verla.  La reconoció inmediatamente. Volvió a su oficina resuelto a hacer todo lo posible para salvar su vida. La lucha fue larga pero la señora se salvó.Por su parte la señora se sentía muy preocupada sabiendo que el precio de su estancia en el hospital sería astronómico. Sin que ella supiese, el doctor dio órdenes para que le pasaran a él la cuenta del hospital.  Después de examinarla escribió un mensaje al pie del documento antes de que fuese enviado a la señora.Ella abrió aquella cuenta con gran temor, pensando que pasaría el resto de sus días pagándola.  Finalmente se atrevió a mirar y cuál fue su asombro cuando leyó al pie de la lista de enormes cifras:Pagado por completo hace muchos años con un vaso de lecheFirmado: Dr. Howard A. Kelly.Esta es una historia de la vida real.  El Dr. Howard A. Kelly fue un cirujano de ascendencia irlandesa que nació en EEUU en 1858 y murió en 1943.  Es un reconocido pionero de la medicina moderna y el fundador de la especialidad de ginecología y obstetricia.Si el Dr. Kelly no hubiera disfrutado de la generosidad de esa bella mujer, probablemente se habría dado por vencido, renunciando a su sueño de ser médico.Os invito a que, como el Dr. Kelly, intentemos identificar a esas personas que nos han tocado nuestra vida de una manera significativa en algún momento y nos demos la oportunidad de agradecerles de corazón el que lo hayan hecho.

¡Siempre hay que dar las gracias por todos esos  “vasos de leche” que nos ayudan a transformarnos y a evolucionar en lo que deseamos ser!
Teresa GarauImagenes: a Personal affair