Belén Esteban habría exclamado “¡Por la Paz mato!” si estuviera en los gobiernos de Felipe González entre 1983 y 1987, y gritaría “¡Por la Paz traiciono!”, caso de servir a Zapatero, entre 2004 a 2011.
La primera advertencia justificaría los GAL, formados por gobernantes y policías afines que mataron a 23 terroristas de ETA.
A punto estuvieron de lograr la disolución de la aterrorizada organización etarra, pero los GAL resultaron ser una banda de corruptos y torpes.
Descubiertos, su caso pasó al juez Garzón, que lo escondió durante varios años y sólo lo revivió para vengarse y meter en prisión a González cuando se sintió despreciado por él.
No pudo con Felipe, pero encarceló a un ministro de Interior, a varios altos cargos de su departamento y a los policías implicados: así fracasó “¡Por la Paz mato!”.
Vinieron ocho años de PP. Aznar le hizo una humillante concesión a ETA cuando esta le ofreció paz: dijo públicamente que aceptaba hablar con “el movimiento de liberación nacional vasco”.
Pero, vistas las exigencias etarras, al instante rompió todo diálogo. Luego, logró aprobar la ley de Partidos, y que PP y PSOE pactaran no volver a negociar con la banda si ambos no estaban de acuerdo.
En 2004 Zapatero llegó al poder, rompió ese pacto y le prometió grandes concesiones a los terroristas. No pudo ejecutarlas porque ellos exigían cada vez más, mientras cada vez más españoles se manifestaban contra toda cesión. Le chafaron el Nobel de la Paz por el que pugnaba desde la huida de Irak.
En 2006, y para demostrarle a ETA su buena voluntad, “¡Por la Paz traiciono!”, la cadena Zapatero-Alonso-Rubalcaba inspiró a los más altos funcionarios policiales para alertar a unos terroristas de que iban a detenerlos.
Garzón también esperaba el Nobel y tapó este caso, el Faisán, en espera de usarlo a su favor. Lo echaron de la carrera judicial por sus numerosas irregularidades y tomo la causa otro juez, que acaba de definirlo como “colaboración con banda armada”.
Por la Paz el fin justifica los medios, asesinando o traicionando.
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SALAS analiza la economía. En Galicia será el 30%, pero en el resto de España seguramente es el 29,999%
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