Joan Crawford se puso de acuerdo con su agente y ambos decidieron que ella estaría "enferma" el mes anterior a la ceremonia. La gravedad de su enfermedad nunca se sabría, pero era perfectamente consciente del efecto que tendría sobre los votantes. Aun así, Joan Crawford comunico a la Academia, con una antelación muy sospechosa de dos semanas, que no podría asistir a la ceremonia debido a su enfermedad que la mantenía postrada en la cama.
¡Ay, qué malita estoy!
Finalmente, Joan Crawford gano su tan codiciado Oscar y recibió a la prensa en su casa y sin moverse de la cama. "Milagrosamente", unos días después se recupero.
Me despido recomendando un libro: "Bette and Joan: The divine feud"