Todo un hombre: don alejo garza tamez.

Publicado el 24 noviembre 2010 por Jorgeloco

En este país azotado por el cáncer del narcotráfico que tanto dicen combatir la autoridades y que no vemos para cuándo se vaya a ganar esa guerra que ha costado lágrimas y dolor a muchas familias es bueno saber que aún hay mexicanos que no le temen a los cobardes hijos de puta narcotraficantes que se empoderan en el uso de las armas de grueso calibre, la siguiente crónica apareció en el portál web de Grupo SIPSE de Mérida Yucatán, se las dejo tál como salió, léan y entiendan por qué este hombre merece ser un héroe nacional.
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---Crónica: Defendió su rancho del 'narco' hasta la muerte
MONTERREY.- El hampa exigió a don Alejo Garza Tamez entregar su propiedad. El hombre de 77 años se negó y atrincheró en su finca.
Javier Sepúlveda/Milenio
MONTERREY, NL.- Cuando elementos de la Armada de México llegaron al rancho San José, en las inmediaciones de la presa Padilla, a 15 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas, vieron un escenario desolador: la austera casona principal estaba semidestrozada por impactos de bala y explosiones de granadas.
En la parte exterior de la finca había cuatro cuerpos. Cautelosos, con las armas listas, exploraron los alrededores y encontraron dos sujetos más heridos e inconscientes. En el interior de la casa había un solo cuerpo, el de Don Alejo, dueño de la finca y empresario maderero, con dos armas a su lado y prácticamente cosido a tiros.
La inspección del rancho reveló que en todas las puertas y ventanas había armas y casquillos. Eso les permitió imaginar cómo se dio la batalla horas antes.
Los efectivos de la Marina buscaron más cuerpos en el interior de la vivienda, pero no hallaron más. Les parecía difícil creer que una sola persona hubiera causado tantas bajas a las atacantes con fusiles y pistolas de caza deportiva.
Decenas de cartuchos percutidos y el olor a pólvora evidenciaban la fiereza de quien peleó hasta el final en defensa de su propiedad.
Al final entendieron que aquel hombre había diseñado su propia estrategia de defensa para pelear solo, colocando armas en todas las puertas y ventanas.
La historia comenzó a escribirse la mañana del sábado 13 de noviembre, cuando un grupo de hombres armados y amenazantes fue a darle un ultimátum a don Alejo Garza Tamez, dueño del rancho: tenía 24 horas para entregarles el predio o se atendría a las consecuencias.
Con la diplomacia de sus casi ocho décadas de vida, don Alejo les dijo que no les entregaría su propiedad. Y ahí estaría esperándolos, les dijo con llaneza.
Después del incidente, reunió a sus trabajadores y con tono grave y enérgico les pidió que al día siguiente no se presentaran a trabajar, que lo dejaran solo.
Durante ese sábado se dedicó a hacer un recuento de sus armas y municiones y a preparar la estrategia de defensa de su casa como si fuera un cuartel militar.
Dispuso armas en los flancos más débiles: las puertas y las ventanas del rancho. La noche del sábado 13 fue larga y sin sueño, como en sus mejores épocas de caza, pero amaneció temprano. Poco después de las 4 de la mañana los motores de varias camionetas se oyeron lejos.
Los marinos que exploraron el rancho pudieron imaginar cómo fue aquella madrugada, con gatilleros armados, seguros de la impunidad, seguros de que pronto tendrían en su haber otra propiedad. Nadie, o casi nadie, se resiste a un contingente de pistoleros que portan armas largas. Sólo don Alejo.
Las camionetas entraron al rancho y se apostaron frente a la finca. Sus ocupantes descendieron, lanzaron una ráfaga al aire y gritaron que venían a tomar posesión del rancho. Esperaban que la gente saliera aterrorizada y con las manos en alto.
Pero las cosas no salieron como esperaban. Don Alejo los recibió a balazos y pronto un ejército entero disparaba contra la vivienda principal de la finca. El ranchero parecía multiplicarse y los minutos debieron parecerles eternos a quienes habían visto en él una presa fácil. Cayeron varios forajidos y los demás, enojados y frustrados, arreciaron el ataque. De las armas largas, los sicarios pasaron a las granadas.
Cuando al fin llegó el silencio, el aire olía a pólvora. Los agujeros en los muros y ventanas de la estructura indicaban la violencia del ataque. Cuando entraron en busca de lo que suponían era un amplio contingente, les sorprendió hallar a uno solo. Don Alejo.
Los sicarios sobrevivientes hiceron un rápido reconocimiento del terreno y optaron por abandonar la plaza. No se apoderaron del rancho, porque pensaron que pronto llegarían los militares y prefirieron huir. Dejaron lo que creyeron eran seis cadáveres, pero dos pistoleros estaban heridos.
Poco después llegaron los infantes de Marina y, poco a poco, pacientemente, reconstruyeron los hechos. Un ranchero, un hombre que amaba su propiedad más que nada en el mundo la defendió literalmente hasta la muerte.
En la última cacería de su vida, don Alejo sorprendió al grupo de sicarios que quiso imponer en su rancho la ley de la selva, la misma que ni el poder del Estado ha podido controlar.
Los marinos presentes no olvidarán nunca el cuadro: un anciano de 77 años se llevó por delante a cuatro sicarios antes de morir peleando como el mejor soldado: con dignidad, honor y valentía.
Descanse en paz don Alejo Garza Tamez.
---Hombre de palabra
* Don Alejo Garza Tamez era norteño de cepa. Nacido en 1933 en Allende, Nuevo León, su infancia transcurrió en una de las zonas más boscosas del estado.
* Allende, ubicado a 50 kilómetros al sur de Monterrey, es surcado por la carretera Nacional 85 que conduce a Ciudad Victoria, Tampico y Veracruz. Esa comunidad se encuentra al pie de la Sierra Madre Oriental.
* Su padre tenía un aserradero, y aprendió desde joven, junto con sus hermanos mayores, a trabajar, aserrar y vender madera. Impulsados por esta actividad, acabarían fundando en Monterrey la maderera El Salto, tomando el nombre del lugar donde compraban el producto.
* De joven le toco viajar constantemente a Parral, Chihuahua, y a El Salto, Durango, para comprar la madera que vendían luego en Monterrey. Su familia tuvo éxito en este ramo y abrió sucursales en Allende, su tierra natal, y Montemorelos.
* Desde niño don Alejo practicó la pesca y la cacería. Luego, de joven, comenzó a coleccionar armas. Entre sus allegados era conocido como buen tirador y, en compañía de sus amigos, cazaba venados, gansos y palomas.
* Don Alejo Garza Tamez fue uno de los socios fundadores del Club de Caza, Tiro y Pesca "Dr. Manuel María Silva", ubicado en Allende, Nuevo León.
* El empresario maderero también fue promotor de la avicultura en su tierra natal. En alguna ocasión en que una helada quemó los sembradíos de naranja de su pueblo, animó a los agricultores afectados a que se iniciaran como productores de pollo y huevo.
* Junto con su hermano Rodolfo compraron en Tamaulipas el rancho San José, mismo que dividieron. Don Alejo se quedó con la parte que colinda con la presa Padilla y Rodolfo con el extremo situado junto al río Corona.
* Su charla amena era reconocida por sus amigos. Era cosa sabida que su palabra valía tanto como un contrato.
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COMENTARIO
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No puedo más que decir que hombres a carta cabal como Don Alejo Garza Tamez son los que han hecho grande a nuestro México, gente que comenzó desde abajo, que se hizo de un nombre, que se hizo querer de mucha gente, de quien se sabe militó en la política pero que acabó dejandola al comprender que el poder en México es para servirse de él, no para servir al pueblo que los elige gobernantes, Don Alejo no era de esos, él era hombre de trabajo.
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Y este hombre de trabajo, con sus 77 años de edad y todo lo que ustedes quieran enfrentó ÉL SOLO a una banda de algo así como 30 narcotraficantes que intentaron anexarse su rancho para sus bastardas intenciones, pero nunca esperaron que Don Alejo, al recibir el ultimátum de esos cobardes fuera a ser iluminado por la misma gracia de Dios que en ese momento lo invistió del valor que sólo los hombres verdaderos despliegan, y se convirtió en la personificación de la ira de Dios en la tierra.
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Usó lo que tenia a la mano, enfrentando a la enorme ventaja de las armas ultramodernas del hampa del narco, mató a 4, hirió a 2 más y murió defendiendo lo que desde siempre fué suyo, el rancho no cayó en las pútridas manos del hampa, los sobrevivientes huyeron como lo que són, unos cobardes.
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Don Alejo se ha ido, pero nos ha dejado claro que con lamentarnos nada vamos a resolver, tenemos que enfrentar a la mafia del narco como él lo hizo, con valentía, dignidad y decoro, y aquí vá una advertencia a los narcotraficantes, séan del cartél al que pertenezcan, TODOS SON UNOS COBARDES HIJOS DE MIL PUTAS MAL PARIDAS DEL AVERNO, QUE SUS NOMBRES VIVAN POR SIEMPRE EN LA INFAMIA Y SUS ALMAS SE QUEDEN EN LO MAS PROFUNDO DEL INFIERNO, TODOS SE IRÁN MURIENDO IGUAL QUE ESOS QUE MATÓ DON ALEJO.
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Me pongo de pié ante este héroe del pueblo, mi más grande admiración a su persona, un abrazo a su familia, valor, resignacion y fuerza, la lucha sigue.
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Fuente e imagen:
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---Grupo SIPSE.
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Video:
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---Fragmento del noticiero Milenio Noticias, tomado de Youtube.com