“No creo que debamos copiar al pie de la letra la cultura indígena, pero sí sería bueno imitar su enfoque".
“Nunca he querido educar la voz, como hacen otros transgeneristas”, dice mientras almuerza en un restaurante en cuya mesa de la derecha hay dos hombres y, en la de la izquierda, cuatro mujeres. ¿En cuál se sentiría más cómoda? “En donde haya mejor charla” +
Su vestido azul encendido de falda corta, sus aretes compañeros, sus implantes de silicona en el pecho y su pelo rubio cepillado contrastan con su voz gruesa, su pronunciada manzana de adán y cierta torpeza para caminar con tacones altos. Una imagen que para los más conservadores resulta agresiva y hasta insultante. "Pero es tan bueno en lo que hace que después de escucharlo por cinco minutos a todos se les olvida cómo se ve -opina Jerónimo Rodríguez, coordinador del programa de política y legislación del Humboldt-.
Es muy enriquecedor trabajar con él. Es muy inteligente y tiene la capacidad de ejemplificar temas científicamente muy complejos con casos sencillos. Es metódico, preciso y sobre todo muy respetuoso".
Un respeto que ella también espera de los demás, pues convertirse en Brigitte fue un proceso más que espinoso: durante años se lo negó a sí misma, luego decidió que moriría con su secreto y, después de pensarlo mucho, terminó por aceptarlo. "Desde muy chiquita aprendí a las patadas que cualquier persona diferente es identificada y eliminada, -asegura-. Cuando nació Brigitte me di cuenta de que parte de esos miedos estaban en mi cabeza, de que yo había actuado en contra mía. Pero también reconozco que si cuando estaba en el colegio hubiera gritado que quería ser mujer, habría podido terminar trabajando de manera obligada en una peluquería o de travesti en la 15".Empezó a vestirse de niña a los 6 o 7 años. No sabía bien por qué, pero quería ser como las niñas mayores de bachillerato y no como los adolescentes rudos "que jugaban a ver quién descollaba más". Le atraían la moda que veía en las revistas Cromos y Cosmopolitan, la naciente diva Amparo Grisales y las fotos de travestis internacionales en El Espacio, periódico que compraba a escondidas. Todavía recuerda que Christine Jorgensen, conocida como la primera persona que se sometió a una cirugía de cambio de sexo, respondió para ese diario una pregunta que a ella le repiten constantemente: ¿A qué baño entra, al de hombres o al de mujeres? Luis Guillermo no se sentía capaz de aceptar en ese momento que a él le gustaría entrar al baño que estuviera más vacío. Para reprimir esos sentimientos que entonces parecían pecaminosos, se refugió en el estudio, en el arte (pintaba retratos de sus compañeras) y en la lectura de ciencia ficción: "Una válvula de escape en la que todo es posible". Se graduó de biólogo porque entonces no existía la carrera de Ecología, fundó una ONG que duró siete años, y vivió con diferentes comunidades indígenas del Amazonas que lo llamaban señora por su pelo largo, y con campesinos de los páramos boyacenses que se daban la bendición al cruzarse con él.
Al contrario de lo que muchos piensan al verla, Brigitte Luis Guillermo nunca sintió atracción por otros hombres. Siempre tuvo una fijación por lo femenino en todas sus expresiones. "Para el común de la gente sería más fácil aceptarlo si dijera que es homosexual, dice Diana Maya, directora de la maestría en Desarrollo Rural de la Javeriana, quien lo conoce hace siete años. Como no lo es y se sale de los formatos tradicionales, muchos le tienen cierto rechazo. Lo mejor de todo es que el menos preocupado por las críticas o comentarios es él".
'Bap', como lo llaman sus amigos de infancia, tuvo su primera novia a los 25 años, pero un viaje de ella al exterior forzó su separación. Por eso cuando se ganó una beca para un posgrado en Estudios Latinoamericanos en Florida decidió irse con su pareja de entonces, con quien se casó.
En Estados Unidos se encontró con una cultura mucho más liberada que la colombiana, en la que los homosexuales, las lesbianas y los transexuales tenían todas las facilidades para tener una vida común y corriente. Aunque alguna vez consideró la posibilidad de hacerse la operación de cambio de sexo, le parecía un "salto al vacío", pues tenía una relación con una mujer que no era consciente de todo lo que él pensaba y sentía.
El matrimonio terminó cuando volvieron a Colombia. El fin de la relación coincidió con la muerte de su hermana, lo que lo sumió en una profunda depresión y lo hizo reflexionar sobre su futuro: "Pensé: ¿Qué estoy haciendo? Esta vida es muy corta como para yo no ser quien quiero ser: una mujer".
Fue entonces cuando a los 35 años Luis Guillermo, ya vinculado con el Instituto Humboldt y profesor de la Javeriana, universidad de sacerdotes jesuitas que siempre lo han respetado, pasó a ser Brigitte.
Para su sorpresa, pocos han sido los que se han burlado de él en la cara o lo han ofendido. Recuerda que lo escupieron en el metro de Barcelona. También que un compañero de colegio de sus hijas les dijo alguna vez: "Mi papá dice que no puedo jugar con ustedes porque su papá es gay, una porquería". Entonces Brigitte habló con el niño y caso cerrado. De resto todo ha sido comprensión. Sus jefes no han pasado de una broma bien intencionada; para sus alumnos el biólogo interesante opaca al "bicho raro"; su mamá no le da importancia al tema, y su papá, a quien describe como un clásico bogotano, lo único que le dijo alguna vez fue: "¿Y usted sí puede caminar con esos tacones?".
El Jaguar y la telepatina del yajé from Parque Explora on Vimeo.
"De Luis Guillermo admiro hoy lo que he admirado siempre: la capacidad de ir más allá, de salirse del molde, de pensar diferente. Es un innovador social en lo personal y en lo profesional -dice Juan Camilo Cárdenas, profesor de Economía de la Universidad de los Andes y amigo del alma de Baptiste-. Su testimonio me sirve para educar a mis hijos y mostrarles que sí se puede ser diferente en un país tan intolerante".Y así, viviendo la vida entre lo masculino y lo femenino, Brigitte Luis Guillermo Baptiste, de 46 años, es una eminencia en temas relacionados con la ecología que da laureadas conferencias internacionales sobre biodiversidad, recoge las notas de sus hijas en el colegio y les explica a taxistas incrédulos que está mucho más cuerdo, o cuerda, de lo que ellos imaginan.
Fuente
Semana- Gente
Currículo
El Jaguar telepatina del Yagé
Ecología del Deseo
Cosmopolitan
Aún no sabemos vivir en Colombia
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