22 septiembre 2013 por araphant
Están en todos los programas de todas las cadenas de televisión de España. Son esas personas que sirven tanto para un roto como para un descosido, que igual te hablan del último partido del Real Madrid, de los independentistas catalanes, del caso Bárcenas o de los premios Oscar. Utilizan siempre las mismas expresiones y palabras. Son esas personas que han sustituido a los periodistas (algunos de ellos lo fueron e incluso piensan que lo siguen siendo), los que han cambiado la información por opinión; los que atacan al contrario y defienden a los suyos, aunque los ataques sean gratuitos y lo defendido indefendible. Los suelen colocar alineados en bandos en los extremos de una mesa, metáfora visual del enfrentamiento entre las ideas extremistas que suelen mostrar. Algunos creen en lo que dicen (y dan miedo) y otros dicen lo que dicen por intereses personales o profesionales (y dan lástima). Algunos echan la culpa de todo al PP y otros al PSOE; unos hablan de Franco y otros de Stalin; los hay que insultan al contrario llamándole fascista y los hay que todavía hablan de rojos, como si el tiempo en España se hubiera congelado en los años 40. Y ahí siguen, mostrando lo peor de la política, lo peor de la televisión, lo peor del periodismo… lo peor de España. A veces pienso que son como niños, pero luego me doy cuenta de lo que representan y los veo como lo que realmente son: uno de los cánceres de nuestra sociedad, que ha infectado a los medios de comunicación sin que hayamos hecho nada para extirparlo. No, no son como niños.