Este pasado sábado estuve en Barcelona para participar en la manifestación contra el TTIP (Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión), una manifestación que se llevó a cabo conjuntamente en unas cuantas ciudades europeas y que según algunas fuentes juntó en Barcelona unas cuatro o cinco mil personas.
Para quien a estas alturas aun no sepa que es el TTIP y que podría representar para los ciudadanos de la vieja Europa me gustaría informarles; ya que los grandes medios de comunicación poco tiempo le han dedicado a explicar qué es, cuales pueden ser sus consecuencias, así como a dar cobertura a las manifestaciones que tuvieron lugar el día 18 en diversas ciudades españolas y europeas; que este es un tratado que se está negociando desde hace ya bastante tiempo entre EEUU y Europa a fin de liberalizar la mayor parte de los sectores comerciales a las grandes corporaciones y multinacionales, beneficiandolas especialmente por la laxitud de legislación americana con respecto a la europea.
El TIPP al igual que el CETA, otro tratado que se está negociando con Canadá, pondría en jaque la soberanía de los países europeos, pues se verían obligados a abrir sus mercados a las multinacionales americanas bajo las leyes y normas que regulan los productos y su comercialización en EEUU y Canadá. Como ejemplo podemos usar el comercio de productos transgénicos o la ganadería hormonada cuya comercialización no está permitida por la legislación europea y de la casi totalidad de los países europeos. Con estos tratados los países europeos se verán en la obligación de aceptar su entrada, sin que puedan negarse a ello bajo el riesgo de ser sancionados.
Aquí podéis encontrar algunos ejemplos de diversos sectores que se podrían ver afectados con la aprobación de dichos acuerdos:
• Una mayor dependencia del petroleo si se consuma la restricción a la utilización de energías y carburantes menos contaminantes.
• No obligar a el etiquetado de productos modificados transgénicamente que se comercialicen en Europa, al someterse a la reglamentación norte-americana.
• Eliminación de reglas sobre los mercados financieros, más estrictas en la actualidad en EEUU.
• Eliminación de les evaluaciones independientes de los medicamentos no producidos en los EEUU.
• Blindaje de algunas patentes, lo que podría llevar a reducir el acceso a medicamentos genéricos.
• Obligación de pasarse por alto ciertas políticas medioambientales, que entre otras cosas podrían flexibilizar el uso del fracking.
• Podría llevar a profundizar en las privatizaciones de servicios públicos y a dar entrada a las multinacionales de EEUU, eliminando las reglas de preferencia nacional en los contratos públicos.
• Los derechos laborales se podrían ver recortados, justificados por la reducción de costes y basados en la políticas laborales y antisindicales de EEUU.
Cuando se habla de las consecuencias negativas que dichos tratados podrían tener para los diversos países europeos y sus ciudadanos no se dice de manera gratuita pues tenemos un ejemplo muy claro en el NAFTA, un acuerdo parecido que en su día se firmó entre los gobiernos de Canadá, de los Estados Unidos y de México para crear una zona de libre comercio. Un acuerdo que entró en vigor en 1994, cuando se cumplió con el procedimiento de ratificación por parte del poder legislativo de cada país que lo suscribió, y con el que México a salido notablemente perjudicado (www.nodo50.org/TLCAN).
Estos acuerdos se guardan mucho de dejar cabos sueltos y entre otras cosas ponen al servicio de las multinacionales, que a final de cuentas son las artífices de estos tratados, un mecanismo de arbitraje, conocido como ISDS (Investor-state dispute settlement). Esta Solución a las Disputas Inversionista-Estado proporciona a las corporaciones privadas el derecho de litigar contra las regulaciones y leyes de los diversos estados, en aquellos casos en los que dichas corporaciones consideran que tales leyes y regulaciones representan obstáculos innecesarios para el comercio, el acceso a los mercados públicos y a las actividades de suministro de servicios. Estos litigios no vienen, ni vendrán, regulados de acuerdo a las jurisdicciones nacionales, sino a través de estructuras privadas de arbitrio denominadas “mecanismos de resolución de conflictos”, las cuales es más probable que fallen a favor de las multinacionales y sus grandes abogados que de los gobiernos afectados –y ejemplos ya hay unos cuantos.
En conclusión el TTIP es un aberrante acuerdo que se ha mantenido durante mucho tiempo en el máximo secreto y tal como dijo la politóloga Susan George: “Si sacamos este vampiro a la luz del día, retrocederá y se morirá”.
MSNoferini