Es curiosa la interpretación de los principales líderes a la hora de valorar los resultados electorales, que se viene repitiendo elección tras elección. Sí, todos ganan las elecciones aunque, tal vez, habría que aplicarles el título de aquella canción de Conchita Velasco, la actriz vallisoletana que, a buen seguro, será de los españoles que estén contentos con el giro a la extrema izquierda que ha dado el mapa electoral; canción que se ajusta, como anillo al dedo, a lo que muchos españoles de uno y otro signo quisiéramos decirles, sobre todo, a los líderes de los dos grandes partidos. Y la prueba de que no se quieren enterar son las primeras declaraciones de los máximos representantes de uno y otro partido. El gran Floriano -porque su líder, Mariano Rajoy, no tuvo siquiera la mínima dignidad y decencia política de comparecer- nos dice que “Hemos ganado las elecciones” -amarga victoria, en todo caso, que sirve de poco- cuando se han perdido las mayorías absolutas en todas las Comunidades Autónomas que gobernaban, once de las doce, si no recuerdo mal, porque Galicia no comparecía en estos comicios, y en todas las capitales de provincia, 34, más Santiago de Compostela y Mérida, como principales municipios, además de en Melilla, y la conserva sólo en Ceuta. En las elecciones municipales de 2011, el Partido Popular obtuvo 8.474.031 votos, que representaron el 37’53% del sufragio y 26.499 concejales, mientras ayer fueron 6.032.496 votos, representativos del 27’03% y de un total de 22.750 ediles. Es decir, 2.441.535 votos menos y 10 puntos sobre el total del sufragio que suponen un 28’81% de caída relativa respecto a 2011 y 3.749 representantes en las corporaciones locales. Por su parte, en las autonómicas de ayer, el Partido Popular ha perdido 2.030.699 votos desde las anteriores elecciones de 2011, lo que representa un 34’52% de sus electores de entonces. No menos llamativa es la intervención del Secretario General del PSOE, el “avocálico” Pdr Snchz, que empezó perdiendo las vocales y, a este paso, perderá hasta la camisa. Decía ayer, todo eufórico, que “Hemos alcanzado al PP”, dándole la vuelta a la realidad ya que es el PP el que, con su batacazo, ha recortado la diferencia con el PSOE, porque los socialistas han seguido cayendo en 689.003 votos en el ámbito municipal, lo que supone un 10’98% de caída en relación con sus resultados de 2011, en los que obtuvieron 6.276.087 votos, un 27’79% del total escrutado que se tradujeron en 21.767 concejales frente a los 5.587.084 votos de ayer, que han supuesto un 25’03% del sufragio y un total de 20.824 ediles. Es decir que los socialistas han continuado con su descalabro perdiendo 943 concejales desde 2011. Por otro lado, en lo que a comunidades Autónomas se refiere, el PSOE ha perdido también 510.000 votos respecto a 2011, que supone un 13’98% menos en relación con los anteriores comicios. Además habría que tener en cuenta que los dos grandes partidos perdieron 500.000 y 130.000 votos, respectivamente, en las pasadas elecciones andaluzas de hace dos meses, que incrementarían la ya, por sí sola, importante sangría de este 24 de mayo. En resumen, que el que no se consuela es porque no quiere. Mientras tanto aparecen dos nuevos actores en el mapa político autonómico y municipal español, ya lo habían hecho en Andalucía en el primer nivel, que han fagocitado de una u otra manera a UPyD e IU, que desaparecen prácticamente del mapa político tras perder 50% y 30%, respectivamente, y que también tienen otra lectura en cuanto a los resultados obtenidos. Por un lado está Ciudadanos, que ha conseguido menos representación de la que le daban las encuestas, la hace diciendo que es la tercera fuerza con más apoyo a nivel nacional, 1.461.258 votos, cierto, aunque representan un exiguo 6’55% del electorado. Por otro lado Podemos, que realmente ha sido representado por una amalgama de siglas diferentes en las distintas provincias y Comunidades Autónomas, especie de “marcas blancas”, que dejan en el aire la pregunta de ¿qué hubiera pasado de haberse presentado con su marca como hizo en Andalucía, donde los resultados fueron también sensiblemente inferiores a los que le daban las encuestas? Lo cierto es que ambas formaciones se han convertido en clave para la gobernabilidad en la mayor parte de comunidades y en casi todas las capitales y ciudades importantes. Esperemos ahora a ver qué hace el PSOE, si se une al partido bolivariano de Pablo Iglesias y anexos, con tal de tocar poder, quitando así el gobierno al Partido Popular, objetivo fundamental de la izquierda, o, por una vez, antepone los intereses de España a los propios del partido, generosidad que dudo. El pacto del PSOE con Podemos, desde mi punto de vista, puede representar la puntilla que don Mariano Rajoy, dilapidando la más importante mayoría absoluta que un político ha tenido en nuestro país, al menos en los últimos cuarenta años, fue incapaz de darle en estos tres años y medio de gobierno en los que continuó gran parte de las políticas sociales de su antecesor, limitándose, que no ha sido poco pero no suficiente, a recuperarnos de la recesión/crisis económica heredada, a costa, fundamentalmente, del sacrificio de la clase media en lugar de recortando el gasto y la dimensión del aparato administrativo y actuando con rigor ante desafíos soberanistas y actuaciones judiciales en el ámbito del terrorismo. Y, aunque, de mucha menor importancia, no me resisto a dedicarle unas líneas a ese partido que representó en las pasadas europeas, de hace justo un año, una pequeña esperanza de regeneración política ante el descontento con las políticas del Partido Popular. Me refiero a VOX que, tras la deslealtad de los que de manera espuria se quedaron con el partido tras ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio, y abusando de unos pocos a los que la desinformación les ha mantenido fieles a un Manifiesto “usurpado” a sus verdaderos autores, ha consumado el descalabro que algunos vaticinábamos después de vivir de cerca la rebelión de unos pocos fanáticos ambiciosos. Por poner sólo un ejemplo, los 37.043 votos obtenidos en la Comunidad de Madrid frente a los 80.557 de hace un año o los 18.000 de Andalucía frente a los 32.000 de las europeas, son una buena muestra de la debacle. Pero también habrá quien interprete que VOX ha ganado por esos concejales aislados y un par de alcaldes en municipios con un solo candidato. Claro, veintidós concejales sobre cero que tenía suponen un crecimiento igual a “infinito”. ¿Suficiente para que alguno siga viviendo del cuento unos meses más? Seguro. Para reír por no llorar. ¡Que Dios nos coja confesados ante el panorama que se nos presenta! ¿Será la antesala de esa gran coalición que Tigrekán proponía?
¿TODOS GANAN, O NO SE QUIEREN ENTERAR?, por @AntoniodlTL
Publicado el 27 mayo 2015 por Catalega @Catalega
Hoy contamos con una
nueva colaboración de Antonio de la Torre, en la que nos da su visión sobre las
elecciones del pasado domingo. Y es que en este país todos ganan. ¡Feliz
miércoles!
Es curiosa la interpretación de los principales líderes a la hora de valorar los resultados electorales, que se viene repitiendo elección tras elección. Sí, todos ganan las elecciones aunque, tal vez, habría que aplicarles el título de aquella canción de Conchita Velasco, la actriz vallisoletana que, a buen seguro, será de los españoles que estén contentos con el giro a la extrema izquierda que ha dado el mapa electoral; canción que se ajusta, como anillo al dedo, a lo que muchos españoles de uno y otro signo quisiéramos decirles, sobre todo, a los líderes de los dos grandes partidos. Y la prueba de que no se quieren enterar son las primeras declaraciones de los máximos representantes de uno y otro partido. El gran Floriano -porque su líder, Mariano Rajoy, no tuvo siquiera la mínima dignidad y decencia política de comparecer- nos dice que “Hemos ganado las elecciones” -amarga victoria, en todo caso, que sirve de poco- cuando se han perdido las mayorías absolutas en todas las Comunidades Autónomas que gobernaban, once de las doce, si no recuerdo mal, porque Galicia no comparecía en estos comicios, y en todas las capitales de provincia, 34, más Santiago de Compostela y Mérida, como principales municipios, además de en Melilla, y la conserva sólo en Ceuta. En las elecciones municipales de 2011, el Partido Popular obtuvo 8.474.031 votos, que representaron el 37’53% del sufragio y 26.499 concejales, mientras ayer fueron 6.032.496 votos, representativos del 27’03% y de un total de 22.750 ediles. Es decir, 2.441.535 votos menos y 10 puntos sobre el total del sufragio que suponen un 28’81% de caída relativa respecto a 2011 y 3.749 representantes en las corporaciones locales. Por su parte, en las autonómicas de ayer, el Partido Popular ha perdido 2.030.699 votos desde las anteriores elecciones de 2011, lo que representa un 34’52% de sus electores de entonces. No menos llamativa es la intervención del Secretario General del PSOE, el “avocálico” Pdr Snchz, que empezó perdiendo las vocales y, a este paso, perderá hasta la camisa. Decía ayer, todo eufórico, que “Hemos alcanzado al PP”, dándole la vuelta a la realidad ya que es el PP el que, con su batacazo, ha recortado la diferencia con el PSOE, porque los socialistas han seguido cayendo en 689.003 votos en el ámbito municipal, lo que supone un 10’98% de caída en relación con sus resultados de 2011, en los que obtuvieron 6.276.087 votos, un 27’79% del total escrutado que se tradujeron en 21.767 concejales frente a los 5.587.084 votos de ayer, que han supuesto un 25’03% del sufragio y un total de 20.824 ediles. Es decir que los socialistas han continuado con su descalabro perdiendo 943 concejales desde 2011. Por otro lado, en lo que a comunidades Autónomas se refiere, el PSOE ha perdido también 510.000 votos respecto a 2011, que supone un 13’98% menos en relación con los anteriores comicios. Además habría que tener en cuenta que los dos grandes partidos perdieron 500.000 y 130.000 votos, respectivamente, en las pasadas elecciones andaluzas de hace dos meses, que incrementarían la ya, por sí sola, importante sangría de este 24 de mayo. En resumen, que el que no se consuela es porque no quiere. Mientras tanto aparecen dos nuevos actores en el mapa político autonómico y municipal español, ya lo habían hecho en Andalucía en el primer nivel, que han fagocitado de una u otra manera a UPyD e IU, que desaparecen prácticamente del mapa político tras perder 50% y 30%, respectivamente, y que también tienen otra lectura en cuanto a los resultados obtenidos. Por un lado está Ciudadanos, que ha conseguido menos representación de la que le daban las encuestas, la hace diciendo que es la tercera fuerza con más apoyo a nivel nacional, 1.461.258 votos, cierto, aunque representan un exiguo 6’55% del electorado. Por otro lado Podemos, que realmente ha sido representado por una amalgama de siglas diferentes en las distintas provincias y Comunidades Autónomas, especie de “marcas blancas”, que dejan en el aire la pregunta de ¿qué hubiera pasado de haberse presentado con su marca como hizo en Andalucía, donde los resultados fueron también sensiblemente inferiores a los que le daban las encuestas? Lo cierto es que ambas formaciones se han convertido en clave para la gobernabilidad en la mayor parte de comunidades y en casi todas las capitales y ciudades importantes. Esperemos ahora a ver qué hace el PSOE, si se une al partido bolivariano de Pablo Iglesias y anexos, con tal de tocar poder, quitando así el gobierno al Partido Popular, objetivo fundamental de la izquierda, o, por una vez, antepone los intereses de España a los propios del partido, generosidad que dudo. El pacto del PSOE con Podemos, desde mi punto de vista, puede representar la puntilla que don Mariano Rajoy, dilapidando la más importante mayoría absoluta que un político ha tenido en nuestro país, al menos en los últimos cuarenta años, fue incapaz de darle en estos tres años y medio de gobierno en los que continuó gran parte de las políticas sociales de su antecesor, limitándose, que no ha sido poco pero no suficiente, a recuperarnos de la recesión/crisis económica heredada, a costa, fundamentalmente, del sacrificio de la clase media en lugar de recortando el gasto y la dimensión del aparato administrativo y actuando con rigor ante desafíos soberanistas y actuaciones judiciales en el ámbito del terrorismo. Y, aunque, de mucha menor importancia, no me resisto a dedicarle unas líneas a ese partido que representó en las pasadas europeas, de hace justo un año, una pequeña esperanza de regeneración política ante el descontento con las políticas del Partido Popular. Me refiero a VOX que, tras la deslealtad de los que de manera espuria se quedaron con el partido tras ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio, y abusando de unos pocos a los que la desinformación les ha mantenido fieles a un Manifiesto “usurpado” a sus verdaderos autores, ha consumado el descalabro que algunos vaticinábamos después de vivir de cerca la rebelión de unos pocos fanáticos ambiciosos. Por poner sólo un ejemplo, los 37.043 votos obtenidos en la Comunidad de Madrid frente a los 80.557 de hace un año o los 18.000 de Andalucía frente a los 32.000 de las europeas, son una buena muestra de la debacle. Pero también habrá quien interprete que VOX ha ganado por esos concejales aislados y un par de alcaldes en municipios con un solo candidato. Claro, veintidós concejales sobre cero que tenía suponen un crecimiento igual a “infinito”. ¿Suficiente para que alguno siga viviendo del cuento unos meses más? Seguro. Para reír por no llorar. ¡Que Dios nos coja confesados ante el panorama que se nos presenta! ¿Será la antesala de esa gran coalición que Tigrekán proponía?
Es curiosa la interpretación de los principales líderes a la hora de valorar los resultados electorales, que se viene repitiendo elección tras elección. Sí, todos ganan las elecciones aunque, tal vez, habría que aplicarles el título de aquella canción de Conchita Velasco, la actriz vallisoletana que, a buen seguro, será de los españoles que estén contentos con el giro a la extrema izquierda que ha dado el mapa electoral; canción que se ajusta, como anillo al dedo, a lo que muchos españoles de uno y otro signo quisiéramos decirles, sobre todo, a los líderes de los dos grandes partidos. Y la prueba de que no se quieren enterar son las primeras declaraciones de los máximos representantes de uno y otro partido. El gran Floriano -porque su líder, Mariano Rajoy, no tuvo siquiera la mínima dignidad y decencia política de comparecer- nos dice que “Hemos ganado las elecciones” -amarga victoria, en todo caso, que sirve de poco- cuando se han perdido las mayorías absolutas en todas las Comunidades Autónomas que gobernaban, once de las doce, si no recuerdo mal, porque Galicia no comparecía en estos comicios, y en todas las capitales de provincia, 34, más Santiago de Compostela y Mérida, como principales municipios, además de en Melilla, y la conserva sólo en Ceuta. En las elecciones municipales de 2011, el Partido Popular obtuvo 8.474.031 votos, que representaron el 37’53% del sufragio y 26.499 concejales, mientras ayer fueron 6.032.496 votos, representativos del 27’03% y de un total de 22.750 ediles. Es decir, 2.441.535 votos menos y 10 puntos sobre el total del sufragio que suponen un 28’81% de caída relativa respecto a 2011 y 3.749 representantes en las corporaciones locales. Por su parte, en las autonómicas de ayer, el Partido Popular ha perdido 2.030.699 votos desde las anteriores elecciones de 2011, lo que representa un 34’52% de sus electores de entonces. No menos llamativa es la intervención del Secretario General del PSOE, el “avocálico” Pdr Snchz, que empezó perdiendo las vocales y, a este paso, perderá hasta la camisa. Decía ayer, todo eufórico, que “Hemos alcanzado al PP”, dándole la vuelta a la realidad ya que es el PP el que, con su batacazo, ha recortado la diferencia con el PSOE, porque los socialistas han seguido cayendo en 689.003 votos en el ámbito municipal, lo que supone un 10’98% de caída en relación con sus resultados de 2011, en los que obtuvieron 6.276.087 votos, un 27’79% del total escrutado que se tradujeron en 21.767 concejales frente a los 5.587.084 votos de ayer, que han supuesto un 25’03% del sufragio y un total de 20.824 ediles. Es decir que los socialistas han continuado con su descalabro perdiendo 943 concejales desde 2011. Por otro lado, en lo que a comunidades Autónomas se refiere, el PSOE ha perdido también 510.000 votos respecto a 2011, que supone un 13’98% menos en relación con los anteriores comicios. Además habría que tener en cuenta que los dos grandes partidos perdieron 500.000 y 130.000 votos, respectivamente, en las pasadas elecciones andaluzas de hace dos meses, que incrementarían la ya, por sí sola, importante sangría de este 24 de mayo. En resumen, que el que no se consuela es porque no quiere. Mientras tanto aparecen dos nuevos actores en el mapa político autonómico y municipal español, ya lo habían hecho en Andalucía en el primer nivel, que han fagocitado de una u otra manera a UPyD e IU, que desaparecen prácticamente del mapa político tras perder 50% y 30%, respectivamente, y que también tienen otra lectura en cuanto a los resultados obtenidos. Por un lado está Ciudadanos, que ha conseguido menos representación de la que le daban las encuestas, la hace diciendo que es la tercera fuerza con más apoyo a nivel nacional, 1.461.258 votos, cierto, aunque representan un exiguo 6’55% del electorado. Por otro lado Podemos, que realmente ha sido representado por una amalgama de siglas diferentes en las distintas provincias y Comunidades Autónomas, especie de “marcas blancas”, que dejan en el aire la pregunta de ¿qué hubiera pasado de haberse presentado con su marca como hizo en Andalucía, donde los resultados fueron también sensiblemente inferiores a los que le daban las encuestas? Lo cierto es que ambas formaciones se han convertido en clave para la gobernabilidad en la mayor parte de comunidades y en casi todas las capitales y ciudades importantes. Esperemos ahora a ver qué hace el PSOE, si se une al partido bolivariano de Pablo Iglesias y anexos, con tal de tocar poder, quitando así el gobierno al Partido Popular, objetivo fundamental de la izquierda, o, por una vez, antepone los intereses de España a los propios del partido, generosidad que dudo. El pacto del PSOE con Podemos, desde mi punto de vista, puede representar la puntilla que don Mariano Rajoy, dilapidando la más importante mayoría absoluta que un político ha tenido en nuestro país, al menos en los últimos cuarenta años, fue incapaz de darle en estos tres años y medio de gobierno en los que continuó gran parte de las políticas sociales de su antecesor, limitándose, que no ha sido poco pero no suficiente, a recuperarnos de la recesión/crisis económica heredada, a costa, fundamentalmente, del sacrificio de la clase media en lugar de recortando el gasto y la dimensión del aparato administrativo y actuando con rigor ante desafíos soberanistas y actuaciones judiciales en el ámbito del terrorismo. Y, aunque, de mucha menor importancia, no me resisto a dedicarle unas líneas a ese partido que representó en las pasadas europeas, de hace justo un año, una pequeña esperanza de regeneración política ante el descontento con las políticas del Partido Popular. Me refiero a VOX que, tras la deslealtad de los que de manera espuria se quedaron con el partido tras ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio, y abusando de unos pocos a los que la desinformación les ha mantenido fieles a un Manifiesto “usurpado” a sus verdaderos autores, ha consumado el descalabro que algunos vaticinábamos después de vivir de cerca la rebelión de unos pocos fanáticos ambiciosos. Por poner sólo un ejemplo, los 37.043 votos obtenidos en la Comunidad de Madrid frente a los 80.557 de hace un año o los 18.000 de Andalucía frente a los 32.000 de las europeas, son una buena muestra de la debacle. Pero también habrá quien interprete que VOX ha ganado por esos concejales aislados y un par de alcaldes en municipios con un solo candidato. Claro, veintidós concejales sobre cero que tenía suponen un crecimiento igual a “infinito”. ¿Suficiente para que alguno siga viviendo del cuento unos meses más? Seguro. Para reír por no llorar. ¡Que Dios nos coja confesados ante el panorama que se nos presenta! ¿Será la antesala de esa gran coalición que Tigrekán proponía?