Todos los naufragios empiezan y acaban en mí.
Con el agua al cuello, encadenado el cuerpo al infinito mar, el corazón cansado se apaga y deja de latir.
Todos los mares son el mismo mar. Todas las brisas son el anhelo de tu risa. Todas las tempestades son la furia de tu adiós.
Todos los naufragios empiezan y acaban en mí. En mi recuerdo y en tu ausencia. Entre las algas, las almas y las olas.