Porque sí, porque yo sí soy ese tipo de chica. Porque yo tampoco me avergüenzo de los kilos de más. Porque a mí también me molesta la indiferencia del mundo ante mi genialidad. Y porque me encantaría ser tan egocéntrica, soñadora, sarcástica, brillante, insoportable y adorable como Hannah, mi modelo a seguir.
Su personaje (Hannah Horvath) es su alter ego en Girls, una aspirante a escritora que tiene que apañárselas en Nueva York después de que en el primer capítulo sus padres le corten el grifo. Persiguiendo su sueño, va dinamitando todas las oportunidades que se cruzan en su camino hasta aterrizar en Iowa, donde se desarrolla el inicio de esta nueva temporada. Allí, como ya es habitual, conseguirá sacar de quicio a todos los que la rodean en su afán por destacar y dejar claro lo genial y poco valorada que es. En el fondo, refleja a la perfección los vaivenes de una generación de veinteañeros inmaduros y egoístas, con miedo a la soledad y al fracaso, que se niegan a crecer.Como ninguna otra serie,Girls abraza sus contradicciones, juega con ellas, y las muestra de la manera más antipática posible.
Pero a pesar de todo su halo de modernidad, esta serie de la HBO (y cuya cuarta temporada ya puede verse en Canal + Series) plantea una historia de amor de lo más tradicional. Y es que Hannah encuentra su príncipe encantador en Adam(el nuevo villano deStar Wars: Episode VII, Adam Driver), un primate obsesionado con el sexo y con hacer ejercicio, que rápidamente conquista nuestro corazón. Una pareja a la que le costó arrancar y que se ha convertido en un ejemplo de amor real y poco convencional, muy difícil de encontrar en las series actuales.
Amor… y sexo, otro eje temático presente (casi) en cada capítulo de Girls, mostrado siempre sin pudor, con momentos que rozan lo patético y lo embarazoso. Lena Dunham suele guardarse esas escenas para ella, sabiendo la controversia que su figura y sus desnudos generan, vengan o no a cuento. Y esa es la grandeza del personaje. Dunham es capaz de reírse de sí misma de una manera brutal. De hecho, la vergüenza ajena forma parte de la experiencia diaria del espectador medio de Girls.
Y no, no me he olvidado del resto de Girls y boys que pululan por el universo de Lena. Pero, teniéndola a ella, ¿a quién le importan?