Desgraciadamente, no puede ver el programa de Évole en su totalidad, además de cogerlo empezado, pero por lo poco que pude escuchar, me hirvió la sangre, aunque, sinceramente, no sé qué me sorprendió más: o que acosaran a la oficial o que no me extrañara para nada teniendo en cuenta que, cuando un oficio dominado por hombres durante años, éstos se ven amenazados, la única salida que tienen no es adaptarse a los nuevos tiempos que corren, sino querer seguir con el dominio de sus cortijos cuales machos alfa felinos que ven cómo a su manada se acerca un león más joven dispuestos a quitarles el sitio. La capitana contaba cómo sus continuas denuncias caían en saco roto. Ni siquiera el ministro de defensa ni el jefe de estado mayor hicieron finalmente nada por su caso. Y es que, por desgracia, vivimos en un país de pandereta en el que los jefazos se salvan el culo los unos a los otros, y si una mujer es acosada, encima la culpa es suya.
Si este fuese un país serio, a más de uno le hubiese faltado tiempo para tomar cartas en el asunto. Todavía recuerdo el caso del ex jefe de la CIA, General David Petraeus, el cual dimitió al poco de descubrirse que había tenido un affair extramatrimonial. Pero, como digo, en el país en el que vivimos, cualquier persona con poder puede hacer lo que le venga en gana y además con la seguridad de que no le pasará absolutamente nada, porque saben que tiene el culo bien protegido. Y lo siento mucho, pero la imagen que se nos quiere dar del ejército español, sobre todo todos los doce de octubre, en el que nos quieren convencer de un ejército moderno y adaptado a los nuevos tiempos, no me lo creo en absoluto.
En definitiva, que por mucho que el señor ministro nos quiera convencer de cualquier otra cosa, todos somos Zaida.