Tic-toc tic-toc... El tiempo avanza y con él, la vida....
Baltasar Gracián (escritor español del siglo XVII) decía que lo único que realmente nos pertenece es el tiempo y que incluso aquel que no posee nada más, lo tiene... Algo curioso de escuchar vista la enorme cantidad de obras que a lo largo de los años han tratado a dicho concepto como algo cambiante, que puede ser caprichoso y que, así como resulta un tesoro para el ser humano, también puede resultar en la peor de sus maldiciones; la industria del Anime no es la excepción y el día de hoy nos adentramos a una de dichas historias sobre el tiempo. De la mano de Mamoru Hosoda, esto es Toki wo Kakeru Shoujo.
|La chica que saltaba a través del tiempo|
|Director: Mamoru Hosoda|
|Aventura, Drama, Romance, Sci-Fi|
La chica que saltaba a través del tiempo, originalmente llamada Toki wo Kakeru Shojo es una película producida por el célebre estudio Madhouse y que se estrenó en Julio de 2006. La película es una adaptación de la novela homónima escrita por Tsutsui Yasutaka ( Paprika) publicada en 1967. El staff a cargo incluye a grandes nombres, todos encabezados por el director Mamoru Hosoda (Summer Wars, Bakemono no Ko) quien logra imprimir su típico sello de fantasía. También resaltan Nizou Yamamoto (Mononoke Hime, Clover) en la dirección de arte y Shizuo Kurahashi (Cowboy Bebop, Fullmetal Alchemist) como el encargado de sonido por mencionar algunos.
La historia nos presenta a Makoto, una adolescente que no es la típica estudiante modelo, al contrario, ella es algo simplona, con poca preocupación por su futuro y sumamente despistada siendo esta "desidia" algo que ella misma nos resalta desde el primer minuto, contándonos un día entero de su típica rutina: Llegar tarde al colegio, no tener idea del examen del día, siendo un desastre en la clase de cocina... Y por si fuera poco, alguien se comió su flan. Sin embargo, no todo es malo y Makoto pasa sus tardes libres junto a sus amigos Mamiya Chiaki y Tsuda Kousuke, con quienes juega béisbol y se ríe a carcajadas... En fin, los días comunes y corrientes de la adolescencia; días que por cierto, pronto cambiarán una vez que la chica encuentre un objeto parecido a una nuez y aparezca ante ella una frase bastante peculiar: Time waits for no one. Y digo cambiarán porque tras un accidente que parecía ser definitivo, Makoto descubrirá que ahora tiene una fantástica habilidad: Viajar en el tiempo, o mejor dicho, saltar en él. Y será a partir de dicha habilidad que todo es más fácil y Makoto ya no llega tarde, ni falla en su examen, ni se comen su postre... No señor, ahora ella puede saltar y corregir todo aquello antes de que suceda. O al menos eso es lo que nuestra valentonada protagonista cree, hasta que comience a descubrir que, efectivamente el tiempo no espera por nadie y que aquello que ha cambiado tiene repercusiones en lo que ahora es...
Controlando el tiempo pero no la vida...
Es así que durante la película, iremos viendo cómo es que Makoto aprende a vivir con su habilidad y con la responsabilidad que implica usarla, teniendo como casi siempre, un acontecimiento (en este caso 2) que involucrarán a sus amigos, haciéndola caer en desesperación e impulsándola a reflexionar si de verdad era necesario cambiar las cosas vividas en el tiempo. Y he aquí la gran virtud de la obra: El tomar una premisa poderosa como lo es los viajes en el tiempo, y rebozarla de cotidianeidad. Porque aquí no estamos ante el fin del mundo, o ante agencias que nos vigilan desde el futuro; aquí Mamoru Hosoda toma el tiempo y lo utiliza como gancho para contar un trasfondo más importante: Los errores y virtudes de la adolescencia, y lo hace a través de una chica despistada que de la manera más dura posible, descubre que aquello que tiene y que le sucede día a día, es algo que no puede ni debe cambiar, porque la vida es así y porque incluso controlar el tiempo es inútil ante el paso de la vida y de lo que debe ser. Y sí, sé que suena cliché, pero no por ello menos cierto. Y de la misma manera Makoto comete errores y tiene dudas, incluso sufre de amor y aun así se permite disfrutar de sus días buenos, de sus momentos malos y de las risas con su familia y amigos siendo esto algo que, paradójicamente, deberá "cambiar" para descubrir.
Pese a todo, la película tiene un error que creo es bastante importante aun cuando no afecte el disfrute final: La falta de construcción en sus personajes. Y no es que los protagonistas carezcan de origen, pues el fin y al cabo se narra esos días comunes y corrientes de la adolescencia y el peso que tienen conforme la vida avanza... Es solo que creo que hay momentos en que se siente que falta algo, tanto en sus motivos como en su pasado, ejemplo de ello es la tía de Makoto o el asunto de la pintura de Chiaki. Sin embargo y como ya mencioné, esto no afecta para nada al producto final y su capacidad de asombrarnos.
La animación de la película es uno de sus mejores puntos, logrando una fluidez poco vista en las series o incluso en otras obras del director. Cortesía de Yoshikyuki Sadamoto (Neon Genesis Evangelion) estamos ante personajes que rebozan el estilo característico de Hosoda, manteniendo la línea de la obra fuente y con una buena variedad de expresiones que reflejan tanto los momentos divertidos como la angustia, todo gracias al trazo fino que utiliza. Así mismo, cada personaje tiene algún rasgo característico y logra acoplarse a su personalidad logrando una fluidez que sobresale durante las escenas cumbre y los viajes en el tiempo. Los escenarios también son bastante buenos, decantándose por una paleta suave que tira a los cálidos, teniendo una perfecta armonía con el ritmo de desasosiego que envuelve a la trama, acertando también en aquellas escenas que reflejan el ambiente cotidiano alrededor de los personajes. La película además, tiene una de las más icónicas secuencias en la filmografía del director, con Makoto saltando llena de ímpetu.
El aspecto sonoro de la película por otro lado es quizá el menos potente de toda la obra. Cortesía de Kiyoshi Yoshida (Kaiba) estamos ante piezas instrumentales que encajan perfectamente con las secuencias en pantalla, potenciando aquellos momentos cumbre y más dramáticos pero con pocas piezas que realmente destaquen y perduren en nuestra cabeza, ejemplo de las geniales"Kawara nai Mono" y "Daylife".