Tokio blues (Norwegian Wood) de Haruki Murakami es la historia de Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años. El relato se inicia cuando este escucha casualmente una vieja canción de los Beatles mientras aterriza en un aeropuerto europeo, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Watanabe recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor –y único– amigo de la adolescencia, Kizuki. A partir de ahí, la narración de los hechos que se suceden son un retrato de dudas y temores, golpes y descubrimientos propios del crecimiento que nos lleva a la madurez. Amor, sexo y muerte son los tres pilares básicos en los que se sustenta.
Confieso que es la primera obra de literatura japonesa a la que me acerco. Ahora sé (tal y como me advirtió Estrella Lirola, quien me recomendó esta novela) que no será la última. El principio fue brutal, desconcertante. Me gusta no saber casi nada del argumento de los libros que voy a leer. Solo así puedo experimentar la sensación de ir leyendo y construyendo la historia desde el vacío, sin prejuicios ni ayudas. Los dos primeros capítulos me fascinaron. La prosa de Murakami está llena de sensualidad, de belleza, de elegancia ligera y natural como la geisha que camina como flotando. Sin embargo, cuando avanzan las casi 400 páginas que componen la novela quizá se queda demasiado en superficie. En mi opinión, Tokio Blues empieza de manera prometedora y luego se alarga demasiado sin profundizar. Redunda en las mismas consideraciones sobre las relaciones triangulares de los personajes y sus incertidumbres, sin que llegue a ofrecerse una reflexión real sobre los temas tratados. En resumen, insinúa de manera magistral y bella, pero solo insinúa, con lo que hubiera obtenido mejor resultado si se hubiera quedado en la mitad de páginas.
Novela recomendable para lectores en busca de belleza, sensualidad, lectura agradable, fácil y entretenida. Especialmente para personas románticas. Hay quien dice por ahí que es una novela para adolescentes... yo no me atrevería a afirmar tanto.
Novela no recomendable para lectores que busquen fondo, profundidad y ejercicio mental. Especialmente contraindicado para personas deprimidas o con tendencia a la tristeza.
En conclusión, he disfrutado de la lectura de esta entretenida y bonita novela, aunque me creé unas expectativas iniciales que se deshicieron a medida que sumaba capítulos. El final es algo reconciliador. Volveré a abrir algún que otro libro de Murakami y ampliaré mis horizontes de lectura a los autores japoneses. ¿Alguna recomendación? Siempre bienvenidas. Siempre agradecida.