Revista Opinión

Tolo Cursach, el empresario más poderoso y polémico de la noche mallorquina, se sienta en el banquillo.

Publicado el 22 junio 2022 por Santiagomiro
Tolo Cursach, el empresario más poderoso y polémico de la noche mallorquina, se sienta en el banquillo.Bartolome Cursach, llegando esposado a los juzgados de Palma de Mallorca el pasado 3 de marzo del 2017.Tolo Cursach, el empresario más poderoso y polémico de la noche mallorquina, se sienta en el banquillo.
Tolo Cursach, el honor perdido de un imperio de 40 años

Comenzó su trayectoria como recogepelotas y acabó siendo presidente del Real Mallorca y dueño de las míticas discotecas BCM, Tito's y Pachá. Imputado por una presunta trama de favores dirigida a mantenerse en la cúspide, el dueño de la noche de Palma entraba en prisión en marzo de 2017, cuando tenía a su nombre las cinco discotecas más afamadas de Baleares, tres hoteles, el gimnasio más exclusivo de Mallorca y tres restaurantes. Según el Registro Mercantil, el magnate de la noche controlaba su holding empresarial a través del Grupo Cursach, pero su imperio nació en el año 1970. Desde entonces, poco a poco fue adquiriendo nuevas salas de ocio nocturno hasta acumular más de 30 discotecas y convertirse en el rey midas de la noche mallorquina.

Desde el lunes, 13 de los corrientes, Tolo Cursach se sienta en el banquillo junto a quien fuese su mano derecha y a otros quince acusados por una presunta trama de favores para salvaguardar los intereses de su holding. En su momento, llegó a ser considerado el hombre más poderoso de la isla. En 2003, llegó a inyectar hasta 1.600 millones de pesetas en el RCD Mallorca, club del que fue máximo accionista, para evitar su descenso a la categoría de plata de la Liga Española de Fútbol. De paso, se hizo propietario de los derechos de estrellas de fútbol como Samuel Eto'o.

A finales de los ochenta, el magnate impulsó una de las mayores discotecas de Europa, BCM –con sus siglas bañadas en oro–, en Magaluf (Calvià), un destino marcado por las excursiones etílicas, los excesos y los escándalos sexuales que, mucho tiempo después, elegiría para irrumpir en el negocio hotelero. Pero la gran adquisición llegaría en los noventa con la compra de Tito's, el templo más preciado del empresario mallorquín. Al frente, Jaime Lladó, uno de los hombres de máxima confianza de Cursach, devolvió la luz a Tito's. “Galas internacionalesescribía Esther Ballesteros el pasado 18 de junio en ElDíario.es–, ambiente vanguardista, champán a raudales, glamour por todo lo alto y artistas de primera fila continuaron en el nuevo siglo traspasando el umbral de la catedral del ocio nocturno situada a menos de cincuenta metros del mar. Un recorrido de altos vuelos que se vería empañado cuando, en el punto álgido del caso Cursach, un excamarero de Tito's irrumpía en las investigaciones y lo hacía saltar todo por los aires: el testigo aseguró que la sala VIP de Tito's era frecuentada por un grupo de policías locales a quienes se agasajaba con servicios de prostitución, alcohol y drogas a cambio de garantizar la protección de Tolo Cursach. Sus acusaciones, en la actualidad desmontadas por la Fiscalía Anticorrupción y varios atestados policiales, revolucionaron las páginas de los periódicos y llevaron a los investigadores a decretar el ingreso en prisión del empresario y su mano derecha, Bartolomé Sbert, así como del propio Lladó y otro directivo del grupo recientemente exculpados después de que el Ministerio Público considerase ‘inverosímiles’ las manifestaciones del extrabajador”.

A pesar de que la discoteca continuó coronando la noche palmesana, el grupo no escapó a los embates de la pandemia de la COVID. “En la actualidad, el propio Cursach tiene puesta a la venta su casa, una mansión de 1.050 metros cuadrados situada sobre una parcela de 1.500, próxima a la barriada de Son Dureta. Mientras tanto, en medio de los avatares que atraviesa el imperio Cursach, un complejo en forma de abadía gótica, continúa dominando la Bahía de Palma. Es el Megapark, la mayor cervecería al aire libre de Europa. Enfocada principalmente al público alemán, llegó a ser protagonista de una campaña de bienvenida a Mallorca con carteles por todo el vestíbulo de llegadas del aeropuerto de Son Sant Joan. El complejo también se vio salpicado por distintos procedimientos judiciales, entre otros, por la realización de varias obras sin licencia que llevaron al Ajuntament de Palma a iniciar un expediente sancionador por valor de 2,1 millones de euros”. El juicio contra Tolo Cursach sigue su curso.


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