No voy a extenderme en temas que todos sabemos; seré breve. Recordemos cuando Nintendo presentó la 3DS y a mucha gente se le hacía la boca agua de tan solo imaginarse cómo sería el efecto 3D ¿Era lo que prometían? Efectivamente; ni más ni menos. Aunque he de añadir que curiosamente la mayoría de veces que he visto la consola en tiendas, tenía el efecto 3D quitado y a la gente le resultaba molesto, al menos de primeras, donde me incluyo a mi y a conocidos. Por lo que una vez acostumbrado (y no todo el mundo tiene paciencia) dices “vaya, ¡3D!”. Ajá. Pero no me veo yo con las 3D activadas durante una hora.
¿Tan sólo medio año y la rebajan...?
La cosa va así: debido a la expectación que levantó, Nintendo misma afirmó que saldría al precio de 250 $ (e lo que es “lo mismo”, 250 €). Así, tal cual nos lo dijeron, ¡porque nos da la puuta gana y pasaréis por caja igual, hala!”. Ya… Pues al parecer no todo ha ido sobre ruedas como esperaban, pero ¿es culpa de la consola en sí? Aquí juegan varios factores en contra (y no entraré con PS Vita, que costaría lo mismo que 3DS actualmente). Lo primero de todo para el gamer habitual o para la gente que al menos esté enterada algo al loro, es el catálogo, que no resultó lo suficientemente satisfactorio de salida. No obstante esto es una barrera que después de un tiempo doy por hecho que superará (pero no deja de ser un factor determinante a la hora de plantearnos su compra).
Luego está la diferencia, la diferencia real, respecto a su predecesora. De acuerdo que algunos entendemos lo que puede dar de sí. Pero para el público en general las únicas diferencias perceptibles son: tiene 3D sin gafas y los juegos están mejor hechos (aunque al final no llega a tanto como imaginábamos). Y por supuesto, la otra diferencia: el precio. Esto hará realmente plantearse en serio a alguien que vaya a comprarle una “consolita” a su hijo si comprar la novedad o la XL, con pantalla más grande, mayor catálogo y un precio considerablemente más bajo. Por supuesto, habrá muchos que por “la tontería” del 3D caigan rendidos ante la 3DS.
Y hasta aquí quería llegar. Por fin Nintendo admite su error, de forma disimulada y baja el precio. Pero ¿resulta tan fácil bajar así de pronto el precio de una consola tan reciente en tan poco tiempo? Me viene a la cabeza el caso de Sony con PlayStation 3. Sony de lanzamiento puso el desorbitado precio de 600 $ / 600 € a su nuevo juguete. Pero hasta mediados del 2010, Sony perdía dinero por cada PS3 vendida, llegando a perder entre 240 y 300 dólares por cada nueva consola. Es decir, tardó casi 4 años en obtener beneficios por unidad vendida. ¿Y eso por qué? Sencillamente porque se tarad un tiempo en cubrir los costos de producción, enormes, de un proyecto de semejante envergadura. Y para los que se preguntan cómo es posible que un modelo de negocio así sea rentable, ahí es donde entran en juego los royalties: por cada juego vendido en la plataforma, Sony se embolsa un porcentaje. Por eso les interesa vender cuantas más consolas mejor y combatir la piratería para que quieran desarrollar para ellos y obtengan beneficios.
Y por fin llego al quid de la cuestión, y es que, querido lector, tras llegar hasta este punto, ¿no te suena algo raro que Nintendo vaya a rebajar de pronto de 25.000 yenes a 15.00 o de 250 $ a 170 su 3DS? De acuerdo, esto nos beneficia tanto a nosotros como a ellos, que entre Abril y Junio han perdido 228 millones de euros. Y para los que se la compraron de entrada tendrán el Programa Embajador con lo que se podrán descargar gratis 20 juegos. Bien pensado. Pero no vas por ahí bajando el precio de tus productos por las buenas hasta que te aseguras que los costes de producción han bajado y te puede salir más rentable. La cosa está clara: nos han intentado tomar el pelo poniendo un precio desorbitado de salida… ¡a ver si colaba!