Tomar una siesta le ayudaría a tu hijo a mejorar su memoria

Por Mihijounico @mihijounico
Tweet En una época en que el día promedio de los niños de preescolar está lleno de asignaturas obligatorias, un nuevo estudio ha descubierto que las siestas por la tarde no son una pérdida de tiempo. Así es. en ves de eso, dormir un poco por la tarde podría en realidad mejorar la capacidad de aprendizaje de un niño al mejorar su memoria, según sugiere una pequeña investigación. En un día típico, los niños en edad preescolar acumulan la información registrada durante el día aprendiendo el abecedario, resolviendo rompecabezas geométricos e interactuando socialmente en las áreas de almacenamiento a corto plazo del cerebro, afirmó Rebecca Spencer, autora principal del estudio y neurocientífica en la Universidad de Massachusetts, en Amherst. "Una siesta permite que la información pase del almacenamiento temporal a un almacenamiento más permanente, del hipocampo a las áreas corticales del cerebro", afirmó. "A veces decimos: 'consúltalo con la almohada'. Bien, pues de eso estamos hablando: los niños tienen que procesar parte de la información que han recibido durante el día". El estudio aparece en la edición del 23 al 27 de septiembre de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Muchos de los niños en edad preescolar del país pasan días más largos que sus padres que trabajan, ya que llegan a la escuela a las 6:30 a.m. y los recogen a las 5 p.m., señaló Spencer. "Todos dormimos poco, y el horario de los padres afecta a las horas de sueño de los niños", indicó. Sin embargo, los niños en edad preescolar, sobre todo los mantenidos por los fondos públicos, son sometidos a la presión de pasar el día entero con lecciones diseñadas para preparar a los estudiantes para los primeros años de la escuela primaria, dijo Spencer. Comentó que le preocupó escuchar que a los niños en edad preescolar tutelados por el estado ya no se les requería que hicieran la siesta. "Esa decisión no se basó en ningún conocimiento científico", indicó. "Ahora nuestra investigación proporciona una evidencia científica del valor de las siestas para los niños en edad preescolar". Para realizar el estudio, los investigadores enseñaron a 40 niños de seis jardines de infancia del oeste de Massachusetts un juego de memoria visoespacial por la mañana. Se pidió a los niños que recordaran dónde estaban situados de 9 a 12 imágenes distintas en un cuadro. Por la tarde, animaron a los niños o bien a dormir una siesta o a seguir despiertos. Las siestas duraron unos 80 minutos. Luego por la tarde y en la mañana siguiente, se hizo una prueba de memoria retardada a los niños de los dos grupos: los que durmieron y los que siguieron despiertos. Los investigadores hallaron que aunque el rendimiento de los niños fue parecido en la mañana, cuando su capacidad de retención estaba fresca, los niños que no habían hecho una siesta olvidaban significativamente más cosas. Los que habían dormido recordaban un 10 por ciento más que los que habían seguido despiertos. Al día siguiente, los niños que habían hecho una siesta la tarde anterior obtuvieron una mejor puntuación que los que no. Los datos mostraron que un niño no recupera el beneficio de la memoria al dormir por la noche, afirmaron los investigadores. Para entender mejor si los recuerdos se procesaban activamente durante las siestas, los investigadores llevaron a 14 niños en edad preescolar a un laboratorio del sueño para realizar una polisomnografía, un estudio del sueño que muestra los cambios que se producen en el cerebro. Los niños hicieron la siesta durante aproximadamente unos 70 minutos. Los niños que hicieron la siesta mostraron señales de haber enviado contenidos desde el hipocampo a la memoria a largo plazo. "Por lo tanto, hubo evidencia de una relación de causalidad entre las señales de que el cerebro está integrando la información nueva y el beneficio obtenido mediante la siesta para la memoria", indicó Spencer. Un pediatra no relacionado con el estudio afirmó que los hallazgos probaban lo que los médicos han sabido durante años. "Todo el mundo se beneficia de una siesta", afirmó el Dr. Peter Richel, jefe de pediatría del Hospital de Northern Westchester en Mt. Kisco, Nueva York. "Antes de este estudio, sin ningún dato sólido, muchos pediatras han aconsejado la siesta por la salud en general, por un menor número de infecciones estadísticamente hablando, porque se producen menos colapsos emocionales y se vive más feliz". Sin embargo, algunos padres se resisten a la idea de las siestas, afirmó Richel. "Para los que compran camisetas a sus hijos de tres meses en las que pone 'Yale', esto puede ser difícil de aceptar", afirmó. A los padres de ambos extremos del espectro socioeconómico les puede resultar difícil valorar el descanso dentro de un horario muy ocupado, añadió. Spencer afirmó que se han de volver a incluir las siestas para los niños en edad preescolar, y desea explorar modos de mejorar la experiencia de la siesta, con habitaciones oscuras y cunas o almohadas cómodas, por ejemplo. ¿La moraleja? "Las siestas no son una pérdida de tiempo", afirmó Spencer. HealthDay
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