Año: 2010
Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 107 minutos.
Dirección: Wes Craven.
Intérpretes: Max Thieriot, John Magaro, Emily Meade, Denzel Whitaker, Zena Grey, Nick Lashaway, Paulina Olszynski, Frank Grillo, Shareeka Epps.
"En el pueblo de Rivertown existe la leyenda de un asesino en serie que volverá a la vida para asesinar a los siete niños que nacieron en la noche que murió. Ahora, dieciséis años después varias personas comienzan a desaparecer. ¿Será que el asesino se ha reencarnado en uno de los siete jóvenes? ¿O será que realmente no murió aquella noche? Sólo uno de los jóvenes tiene la respuesta.
Adam Heller, Bug para los amigos, se suponía que debería haber muerto la noche en que su padre se volvió loco. Desconociendo lo que había hecho su progenitor, ha tenido unas terribles pesadillas desde que era un bebé. Pero si Adam quiere salvar a sus amigos del monstruo que parece haber regresado, deberá enfrentarse a él antes de que finalice el trabajo que comenzó el día en que nació."
¿Que te pasó Wes? Sencillamente es inexplicable el cúmulo de despropósitos que puede generar el ver My Soul to Take; la vuelta al subgénero slasher por parte del director era muy esperada, pero ahora se nota que el afamado director debería dirigiendo el guión de otras personas, ya que es indudable que el error garrafal de la película es su libreto. La particular historia de la película empieza con la revelación del Destripador de Riverton, un hombre común que tiene un desorden de personalidad severo. Tras un brutal encuentro con la policia, el asesino desaparece, y lo dan por muerto; en el camino, se habla de múltiples personalidades en consonancia con múltiples almas, con la justa coincidencia de que esa misma noche, siete niños nacen. El alma asesina - la personalidad - puede haber reencarnado en uno de estos siete pequeños, ¿quién será?
Lo más extraño del guión son las situaciones hilarantes que presenta el guión, como la extraña manera de hablar que tienen los 'chicos Craven', o la cantidad de veces que usan las ventanas a modo de puertas, o finalmente el inédito caso del chico ciego escalando el techo para luego entrar por la ventana - hay cosas sencillamente geniales y que valen más de una risa.
El elenco juvenil mucho no ayuda: la gran mayoría son los típicos estereotipos que desde los años de gloria del director se vienen haciendo una y otra vez - el atleta, el antisocial, la popular - y se le suman algunos extraños - como la religiosa y el ciego - aunque sobresalen por poco Fang, la joven irreverente que rige con mano de hierro la escuela y Bug, el protagonista, que zafa bastante. Uno ya desde el vamos sabe quien sobrevive y quién no, aunque a veces Craven la pone difícil a la hora de adivinar la cuenta final.
Le faltó acción, le faltó un poco más de misterio cuerdo, le sobró algunas escenas psicodélicas y sin mucho sentido, y un climax acorde.
Calificación: C