Judas Tomás, más conocido como Tomás el apostol, fue uno del club de fans de Jesucristo. Realmente era su hermano gemelo.
Pasó a la historia por ser un incrédulo. Por lo visto dijo que si no veia en sus manos la señal de los clavos y metía su dedo en el lugar de los clavos, y su mano en su costado, no creería. Luego pasó al olvido cuando fue el único dispuesto a morir por su maestro.
Ocho días después, apareció Jesús desde el más allá y tocó con sus propias manos las heridas de Jesús en las manos y en su costado. Luego Jesús le echó la bronca por no creer y tocarle sus agujeritos, que no le gustaba.
Luego viajó por el mundo evangelizando en La India un tiempo y otro sodomizando hasta que le clavaron una lanza como castigo por evangelizar, que estaba prohibido.