Mucho me temo o mucho me alegro que la elección de Tomás Gómez como candidato del PSM a la Comunidad no ha sido solo un proceso de elección regional sino que va a más. Sería muy pretensioso hablar como hacen algunos medios del postzapaterismo, pero sí que representa una llamada de atención de las bases y en definitiva, una llamada de atención sobre el déficit democrático de las organizaciones políticas. Los partidos políticos requieren de una profundización de la acción popular, un incremento muy considerable de la militancia y de la reactivación de las inquietudes de los ciudadanos por participar. El sistema de "mesa camilla" y la preponderancia del aparato y del fulanismo han generado una falta de confianza en el sistema partitocrático. El que el voto de un militante sirva para tomar decisiones importantes puede generar que más y más gente se acerquen a los partidos políticos y vean en ellos una oportunidad por mejorar su ciudad, su país. Desde la transición, los partidos de izquierda han ido poco a poco perdiendo su carácter de vanguardia para convertirse en algunos (demasiados) casos de trampolín para un futuro laboral bien remunerado, donde los cargos generan espacios de prebendas y donde es difícil diferenciar las decisiones políticas de las personales. La profesionalización de la política llevan consigo el blindaje de los aparatos, de los comités, de los sueldos a repartir, y en este escenario unas elecciones primarias generan miedo a lo desconocido. Este quizás sea el caso, el caso de Tomás Gómez, un elegido a contracorriente. Aquí, evidentemente no nos podemos quedar, hace falta un paso más, la defensa de las ideas más allá de las personas. Aún no sabemos claramente qué diferencia el programa de los candidatos y por tanto las decisiones son más de marketing que de fondo. El tiempo dirá cómo termina esto. Mientras tanto todavía me pregunto por qué los militantes de Cádiz, de Andalucía, de otros territorios no hemos podido votar a nuestros candidatos en unas primarias, tampoco me han dejado claro por qué hay militantes que deciden y otros que sólo somos llamados para ir de interventor o pegar un cartel o para ir en un autobús con bocadillo incluido y formar bulto en un acto. Algo de esto tendrá que cambiar o nos cambiarán desde fuera. Digo yo.
Mucho me temo o mucho me alegro que la elección de Tomás Gómez como candidato del PSM a la Comunidad no ha sido solo un proceso de elección regional sino que va a más. Sería muy pretensioso hablar como hacen algunos medios del postzapaterismo, pero sí que representa una llamada de atención de las bases y en definitiva, una llamada de atención sobre el déficit democrático de las organizaciones políticas. Los partidos políticos requieren de una profundización de la acción popular, un incremento muy considerable de la militancia y de la reactivación de las inquietudes de los ciudadanos por participar. El sistema de "mesa camilla" y la preponderancia del aparato y del fulanismo han generado una falta de confianza en el sistema partitocrático. El que el voto de un militante sirva para tomar decisiones importantes puede generar que más y más gente se acerquen a los partidos políticos y vean en ellos una oportunidad por mejorar su ciudad, su país. Desde la transición, los partidos de izquierda han ido poco a poco perdiendo su carácter de vanguardia para convertirse en algunos (demasiados) casos de trampolín para un futuro laboral bien remunerado, donde los cargos generan espacios de prebendas y donde es difícil diferenciar las decisiones políticas de las personales. La profesionalización de la política llevan consigo el blindaje de los aparatos, de los comités, de los sueldos a repartir, y en este escenario unas elecciones primarias generan miedo a lo desconocido. Este quizás sea el caso, el caso de Tomás Gómez, un elegido a contracorriente. Aquí, evidentemente no nos podemos quedar, hace falta un paso más, la defensa de las ideas más allá de las personas. Aún no sabemos claramente qué diferencia el programa de los candidatos y por tanto las decisiones son más de marketing que de fondo. El tiempo dirá cómo termina esto. Mientras tanto todavía me pregunto por qué los militantes de Cádiz, de Andalucía, de otros territorios no hemos podido votar a nuestros candidatos en unas primarias, tampoco me han dejado claro por qué hay militantes que deciden y otros que sólo somos llamados para ir de interventor o pegar un cartel o para ir en un autobús con bocadillo incluido y formar bulto en un acto. Algo de esto tendrá que cambiar o nos cambiarán desde fuera. Digo yo.