El poder de nuestra mente es tan poderoso, que aun hoy existe evidencia de ello desde la misma fundación de la raza humana en la tierra. ¿Acaso hay duda de ello?
Pero nuestra creatividad es mejor recordada en los capítulos históricos en los que se hizo daño, que los que nos dieron prosperidad. Y lamentablemente seguimos siendo bombardeados con la misma intensidad cargados de información destructiva y nociva por doquier.
Así mismo aprendemos a preocuparnos, irritarnos y hasta enfermarnos por lo que sucede a nuestro alrededor, y empezamos a olvidar la verdadera capacidad de nuestra mente. Y tanta es la frustración que nos segamos al propósito de nuestras vidas y nos convertimos en ciudadanos vacíos y estériles sosteniendo una sociedad (país o mundo) igualmente vacía.
Y como todo representa un negocio de oportunidad, aparecen de forma mágica todo tipo de pócimas que prometen una cura a nuestro dolor. Drogas de todos los tipos, colores y sabores, adivinadores que insultan nuestra confusa inteligencia, corrientes que promueven arenas fascinantes y hasta terapias románticas del azar.
Pero ¿cómo dejamos que se burlen de nuestra inteligencia? ¿Se nos olvida acaso que somos dueños de la mayor computadora del mundo? Todos somos capaces de manipular y construir herramientas complejas, almacenar recuerdos y aprender infinidad de tareas, hablar y escribir y por sobre todas las cosas interactuar socialmente comunicándonos y entendiéndonos unos con otros.
Lo que no tenemos es un manual de usuario sencillo y conciso que nos indique los pasos audaces de nuestra mente y seguimos estancados en el nivel básico de operación.
Para nuestra capacidad mental, los médicos y científicos utilizan un placebo para curar a las personas y no tener que contaminar sus cuerpos con compuestos y químicos nocivos.
Un placebo es una terapia que no tiene eficacia médica, pero que puede tener efectos curativos o paliativos si el paciente cree que en realidad está tomando una medicina. El placebo puede ser una pastilla (de endulzante o cualquier cosa sin efecto médico), pero también una operación quirúrgica o un tratamiento psicoterapéutico, que sólo tiene resultados por el mero hecho de que el paciente cree que lo están medicando. Resultados que son tan exitosos como los que utilizaron medicación real.
El efecto placebo no es más ni menos que el poder de la mente bajo sugestión. Es exactamente lo mismo que se ha descrito en miles de libros de motivación y superación. Es el poder de la mente actuando exitosamente con sus capacidades de fábrica, y con esta suposición gran parte de la comunidad médica ha reconocido su eficacia y lo aplica en numerosos casos en casi todas las necesidades.
El Dr. Jon-Kar Zubieta, quien dirige proyectos placebo, dice que: “Este es un fenómeno que tiene gran importancia para conocer la eficacia de nuevas terapias, porque numerosos pacientes responden tan bien a placebos como a tratamientos activos. Nuestros resultados también sugieren que la respuesta placebo puede ser parte de un mecanismo de resistencia mayor del cerebro”.
Ante la ignorancia que tenemos sobre el poder de nuestra mente, se vuelve necesario que nos digan lo que queremos escuchar, aunque en realidad no sea la verdad. Una persona recibe un medicamento oficial, de un médico oficial y en un centro oficial, entonces tendrá efecto y su mente realizará el trabajo regenerativo exitoso que tenga que hacer. Pero si supiera que realmente es un compuesto de algún endulzante, no le produciría efecto alguno, por el simple hecho de que no cree en lo que su mente puede logar.
No es fácil creer en lo que somos capaces pues no hemos sido educados sobre nuestras capacidades. Y algunos encontrarán más sencillo pasar por una tienda de medicamentos para aliviar alguna dolencia, que educarse sobre como decretar un alivio o propósito que trae de fábrica. Otros preferirán seguir siendo voluntarios de laboratorio para cualquier nuevo producto misterioso que prometa dinero, paz y amor.
Pero la receta está en nosotros y de nosotros depende que aprovechemos nuestro surtido de soluciones de fábrica e iniciemos el tratamiento. Cuanto antes, mejor.
Empieza por un “placebo mental” y terminaras creyendo.
Recomendaciones:
- Habla a todos de salud, felicidad y prosperidad.
- Haz que los demás sientan siempre que hay algo bueno en ellos.
- Piensa solo en lo mejor y espera solo lo mejor.
- Mira siempre el lado positivo de las cosas y haz que tu optimismo se realice.
- Olvida los errores del pasado y lucha por las grandes consecuencias del futuro.
- Sonríe siempre y que tu sonrisa sea para todos.
- Dedica tanto tiempo a tu superación personal, que no te quede tiempo para encontrar defecto en los demás.
- Se suficientemente tolerante, firme y generoso para combatir la pesadumbre y el miedo.
- Sé tan entusiasta del éxito de tu amigo como si se tratara de tu propio éxito.
- Sé tan fuerte que nada pueda perturbar la paz de tu mente.
Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego. Autor: Proverbio Árabe
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