Su marca inconfundible, que sonorizaba su piano era imborrable y al mismo tiempo intocable. Su estilo era una seña de identidad que labro junto a otros grandes artistas y que le repercutieron a la hora de encauzar un camino. Así Tommy Flanagan recorría con los dedos las teclas de un piano en forma de Be-bop, Hard-bop, o Jazz Mainstream. De esa forma llego a pasar la década de los 80 dando grandes clases de Jazz, autentico y, puro Jazz. Dejando en su termino el Jazz poet, un álbum con todos los elementos para poder hacer y pasar la mil y una delicias para sus admiradores y para toda la gente que le guste el Jazz clásico en general.
Junto al bajista George Mrax y el batería Kenny Washington, retratarían mediante 10 canciones, composiciones propias del pianista y clásicos como el St. Louis Blues, del celebre W. C. Handy. El cual lleva todas las composiciones a un plano muy personal. Dotándolas de suaves melodías al piano con el seguimiento inmejorable de dos músicos que acoplarían y entenderían perfectamente lo que quería transmitir el maestro Flanagan.