Los renglones de la hoja están demasiado juntos. Si los respeto, me asfixio. Si voy de dos en dos, me sobra el aire, siento que las palabras se me vuelan.
¿Qué hacer entonces?
Fácil, olvidarme de los renglones, escribir como si de una hoja blanca y lisa se tratara, no ceder a las presiones del diseñador de cuadernos de oficina.