Top 10 amigos y compañeros (parte viii)

Publicado el 18 enero 2014 por Nereilla25 @Nereilla25
Seguimos avanzando puestos en el ranking que nos ocupa, y que cerraremos pronto, puesto que esta es ya la medalla de bronce; medalla bien merecida por los dos caballeros de la imagen. James T. Kirk, capitán de la Enterprise en la serie original, y su primer oficial, el vulcano Spock, son un par que funciona tan bien juntos que no podían menos que estar aquí. De momento, no soy una gran conocedora del universo Star Trek, en el que me he metido a raíz del estreno de las pelis más recientes. He visto esas dos, y la serie original, pero, con tiempo y paciencia, tengo intención de sumergirme un poquito más, y de ver la serie de la Nueva Generación, y las películas antiguas. El resto del material de momento no me llama demasiado, pero ya veremos. El caso es que creo que ya he comentado lo mucho que me gusta la dinámica de estos dos. No podían ser dos hombres más diferentes, y a menudo, incluso rivalizan (en especial en las pelis nuevas, donde son más jóvenes) pero en el fondo, encajan tan bien juntos y da tanto gusto verlos en acción, que notas cómo aprendieron a comprenderse, a respetarse y a entenderse. La de Kirk y Spock es una amistad de las que duran toda la vida, si juntamos un poco su juventud narrada en las nuevas pelis, la serie original, y las pelis antiguas, donde ya entran en la madurez. Los dos son muy distintos: Kirk impulsivo, rebelde, creativo, y apasionado; Spock, calmado, científico, matemático, cerebral y lógico. Pero, con sus diferencias, trabajan casi como si fueran los dos hemisferios de un mismo ser: Kirk sería el derecho, Spock, el izquierdo. Y juntos, son el alma y el cerebro de la Enterprise, la nave que lideran, y que, con ellos dos al frente, creo que todo el mundo puede estar seguro de que saldrán airosos de toda situación que se les presente en esos mundos locos que ahí por ahí.
Creo que una de las cosas más bonitas de su amistad, de la que aún no estoy tan puesta como me gustaría, es como ninguno de los dos duda en reconocer su cariño y admiración hacia el otro, y su necesidad de estar juntos. Se complementan tan bien que, si están separados, no dudan en comentar lo mucho que les gustaría tener a su amigo cerca en ese momento. Y se preocupan indudablemente el uno por el otro. Spock es quien impide que la impulsividad de Kirk le meta en toda clase de líos, invitándole a contenerse y a razonar, a pensar con la lógica que tanto respetan los vulcanos. Y es Kirk quien saca de su amigo ese lado humano que suele tener tendencia a esconder, quien le invita a pensar de modo más creativo y flexible, y más empático, y a no olvidar la importancia de esas emociones y sentimientos que los humanos tanto valoramos. No es que siempre se entiendan a la perfección, a menudo, no están de acuerdo en muchas cosas. Pero es el debate entre ellos el que mantiene viva su amistad, y el que hace que, a su manera, ambos se preocupen ante todo, por el bien y la seguridad de su tripulación. Y son muchas las ocasiones en que cualquiera de los dos a puesto en riesgo su vida, no solo ya para salvar al otro, sino también, para salvar la nave y a la gente que viaja dentro, con ellos. De hecho, en la mítica "La Ira de Kahn"; aunque me falta por verla, se da uno de los momentos más dramáticos y emotivos de su amistad, cuando Spock, cumpliendo con su deber, se sacrifica para poner a salvo a todos, dejando cómo último mensaje que el bien de muchos ha de prevalecer sobre el de uno solo (aplastante lógica vulcana) y dejando a su amigo devastado por la pérdida. Como es habitual en entornos de ciencia ficción, Spock vuelve, pero eso no resta el dramatismo del momento, grabado a fuego en los corazones de los más trekkies. Y de nuevo, vuelven sus planes (a veces bien planificados, a veces improvisados) vuelve la aventura y vuelve el gran cariño y admiración que se profesan. Y es que su amistad puede ser muchas cosas: la clásica amistad viril de compañero de armas, hermano de sangre y colega del alma; la eterna prueba de que los hombres también tienen corazón y emociones, y se quieren los unos a los otros (sin que ello tenga que despertar sentimientos homófobos) o una buena metáfora de la eterna batalla entra el corazón y la cabeza. La tomes como la tomes, siempre da gusto verlos.
James T. Kirk, el alma y el corazón humano de la Enterprise

Spock, el cerebro vulcano y la lógica de la Enterprise
Y juntos, siempre geniales. 
¿Alguien ve un paralelismo entre la primera imagen y la segunda? Lo siento, pero tenía que ponerlo, jajajaja
En definitiva, estamos ante una de las más grandes amistades de la ficción, o de la ciencia.ficción si queréis. Lamento no poner mucho más de su historia, pero aún no la conozco tan bien. Prometo descubrirla mejor, porque en parte, si no me atraen tanto algunas de las demás series de Star Trek, es porque, por lo poco que he visto, no cuentan con una química de personajes tan buena como esta, y eso me resulta casi esencial para que una historia me enganche. Lo que si tengo es un poema que me recuerda mucho a ellos. Ya lo hemos publicado en el blog y en podcast también lo tengo, pero eso fue hace mucho, lo suficiente como para que no sienta que me repito tanto. Si me lo permitís, voy a cerrar con ese poema, una rima de Becquer, y como es costumbre, con algún vídeo chulo que me encuentre por youtube. 
RIMA III DE GUSTAVO ADOLFO BECQUER: 
Sacudimiento extraño que agita las ideas, como huracán que empuja las olas en tropel.
Murmullo que en el alma se eleva y va creciendo como volcán que sordo anuncia que va a arder.
Deformes siluetas de seres imposibles; paisajes que aparecen como al través de un tul.
Colores que fundiéndose remedan en el aire los átomos del iris que nadan en la luz.
Ideas sin palabras, palabras sin sentido; cadencias que no tienen ni ritmo ni compás.
Memorias y deseos de cosas que no existen; accesos de alegría, impulsos de llorar.
Actividad nerviosa que no halla en qué emplearse; sin riendas que le guíen, caballo volador.
Locura que el espíritu exalta y desfallece, embriaguez divina del genio creador... Tal es la inspiración.
Gigante voz que el caos ordena en el cerebro y entre las sombras hace la luz aparecer.
Brillante rienda de oro que poderosa enfrena de la exaltada mente el volador corcel.
Hilo de luz que en haces los pensamientos ata; sol que las nubes rompe y toca en el zenít.
Inteligente mano que en un collar de perlas consigue las indóciles palabras reunir.
Armonioso ritmo que con cadencia y número las fugitivas notas encierra en el compás.
Cincel que el bloque muerde la estatua modelando, y la belleza plástica añade a la ideal.
Atmósfera en que giran con orden las ideas, cual átomos que agrupa recóndita atracción.
Raudal en cuyas ondas su sed la fiebre apaga, oasis que al espíritu devuelve su vigor... Tal es nuestra razón.
Con ambas siempre en lucha y de ambas vencedor, tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.