Top 10: los mitos sobre Hitler, parte II

Por Daniel_galarza
Ha pasado un año desde la primera parte de nuestro top 10 sobre los mitos de Hitler. Con todo, parece que me he emocionado un poco con este tema, ya que un año después de haberlo iniciado soy incapaz de terminarlo, presentándoles en esta ocasión dos mitos alrededor de este dictador. Uno que tiene que ver con la ciencia, y otro con sus gustos por lo paranormal. Cabe destacar una diferencia importante entre los que siguen y los ya presentados: en nuestra primera parte conocimos algunos mitos pop, estilo chisme, sobre la vida de Hitler. Pero existen otros tipos de mitos que giran entorno a la figura del hombre más detestado del siglo XX.
Esperando disfruten de su lectura tanto como yo disfruté escribiendo e investigando sobre el tema, agradezco su paciencia y aprovecho para pedir disculpas por no poder terminar con varias series que aún tengo pendientes entre mis borradores. No quería dejar pasar el aniversario luctuoso de Hitler sin haber publicado algo sobre su oscura historia, así que aquí va:
5. Hitler y el darwinismo. Si no tienes argumentos para criticar aquello que desprecias por convicciones dogmáticas y carentes de pruebas, no recurras a la ciencia, a la argumentación racional ni a la coherencia. Recurre mejor a la calumnia, que entre más negativa, más impactante parece ser. Si tu mentira escandalosa tiene a Hitler de por medio, tienes algo con lo que llamarás la atención del público y pondrás a "pensar" a más de alguno si en realidad será mejor seguirte antes que seguir una idea que Hitler aprobaba. Esto es por lo menos lo que muchos creacionistas piensan es efectivo. Junto al viejo mito de la evolución como la religión de los ateos, muchos creacionistas gustan de invocar a Hitler en medio de una discusión, haciendo cumplir también la ley de Godwin.
Usualmente, más que como un dato curioso que podría o no ser cierto, quienes afirman que Hitler o los nazis abrazaban las ideas del darwinismo dentro de su retorcida ideología, buscan dar a entender un mensaje simple: el darwinismo es moralmente repugnante porque ha servido de justificación para cometer las peores fechorías del peor villano de la historia. Para sostener su afirmación, aseguran que el racismo descansa en el supuesto de la animalidad del ser humano: si la especie humana no es creación divina, entonces evolucionó en la lucha por el más fuerte. Algunos grupos o razas humanas parecen ser superiores a otras. Por lo tanto, de aceptarse la evolución del hombre se aceptaría que existe la superioridad racial, lo que significa que no costaría nada abrazar el nazismo. Los creacionistas que usan a Hitler de bandera argumentativa se olvidad que el ad hitlerum no es un argumento, que Hitler apoyaba o pensaba algunas cosas que nuestra sociedad actual también ve como positivas (como la protección a los animales y el medio ambiente, así como el impulso de la innovación tecnológica de las naciones), y que si a embarrar nombres queremos jugar, no debemos olvidar todos los crímenes cometidos en nombre de Dios, del cristianismo, de la Biblia y la Santa Madre Iglesia.
Lo peor, aún cuando Hitler hubiera sido en verdad darwinista, tenemos abundantes pruebas (algunas de ellas presentadas desde la publicación de El origen de las especies, de Charles Darwin, en 1859) que confirman, lejos de toda duda, que la teoría de la evolución por selección natural es correcta y que la evolución biológica es un hecho natural como lo es la esfericidad de la Tierra o la gravedad (créalo o no, también hay algunos loquitos que niegan estos dos hechos). Pero si un biógrafo realmente está interesado en hacer una investigación sobre el nazismo y la teoría de la evolución, sin dudas encontrará material interesante. Es perfectamente válido preguntarse si Hitler consideraba el darwinismo como un modelo teórico auténtico. No hay que olvidar que en las dictaduras, como en las monarquías medievales, los líderes apoyaban una parte de la ciencia que podría ser conveniente para sus propósitos (fueran militares, ideológicos o de control en general). Y es bien sabido que una teoría tan subversiva, peligrosa para la legitimación divina, y para la cosmovisión antropocéntrica, como lo es la selección natural de Darwin, no tarda en ser desprestigiada, negada y prohibida por este tipo de gobiernos. Eso es justamente lo que sucedió en la URSS. Durante el mandato de Joseph Stalin la evolución darwiniana fue señalada como pseudociencia burguesa, mientras que auténticas pseudociencias que causaron graves daños a la población rusa, como el lysenkoísmo, fueron adoptadas por la dictadura. ¿Pasó algo similar en la Alemania nazi?
En realidad, encasillar la ideología nazi como creacionista o evolucionista significaría cometer un error. De lo que no hay dudas, es que dicha doctrina no es consistente con la teoría darwiniana, por más que los creacionistas aseguren lo contrario. En Mi lucha (1925), Hitler sí habla sobre la lucha y la supervivencia del más fuerte en la naturaleza, y compara esto con la lucha del más fuerte en la sociedad:
Lo que sobrevive a estas dificultades de la existencia ha sido probado y comprobado mil veces, endurecido y convertido en aptas para continuar el proceso de la procreación; para que la misma selección completa comience de nuevo. Al tratar brutalmente al individuo y recordarlo en el momento en que muestra que no está preparado para las pruebas de la vida, la Naturaleza conserva la fuerza de la raza y la especie y la eleva al más alto grado de eficiencia.
Al dejar el proceso de la procreación sin control y sometiendo al individuo a las pruebas más duras de preparación en la vida, la naturaleza selecciona la mejor de una abundancia de elementos individuales y sellos como aptos para vivir y llevar a la conservación de la especie.
Sin embargo, como bien señala la RationalWiki, aunque estas ideas podrían entrar dentro del amplio abanico de ideas evolucionistas, no son en lo más mínimo afirmaciones consistentes o derivadas del darwinismo. Prueba de ello se encuentra en que Hitler hablaba precisamente de la supervivencia del más fuerte, mientras que Darwin hablaba de la supervivencia de los más aptos, lo que no siempre significa que sobrevivirán aquellos con mayor fuerza o fortaleza individual. Mientras Hitler veía en las distintas razas una lucha por la existencia a través de los mejores atributos o fortalezas de cada una (algunas incluso
ubicándolas como más cercanas a los animales inferiores), Darwin y la comunidad de generaciones de investigadores que le siguieron han encontrado, primero, que una separación tajante de razas es biológicamente un sinsentido; segundo, que no es la lucha de raza vs raza lo que ha asegurado a la especie humana el éxito evolutivo sino en gran medida fueron la inteligencia, la conciencia, la compasión y la cooperación los principales factores que ayudaron al ser humano convertirse en lo que es hoy en día.
Como si faltara agregar algo más para terminar de comprender que Hitler no era darwinista (y que de haberlo sido, eso no nos diría absolutamente nada sobre si el darwinismo es una teoría científica o no), hay que señalar que este dictador supremacista no dudaba en invocar a Dios en sus discursos, incluyendo aquellos que hablaban sobre el origen cuasi-divino de la raza aria. Tampoco debemos olvidar que algunas de sus más grandes inspiraciones, como lo fueron el antisemita Houston Stewart Chamberlain o los fraudulentos Protocolos de los Sabios de Sión, eran profundamente anti-darwinistas. Por último, como veremos más adelante, a Hitler le gustaba bastante adoptar el espiritualismo y lo sobrenatural, doctrinas filosóficas contrarias a la matriz ontológica del darwinismo: el naturalismo metodológico.
Véase más: "Hitler and Evolution", entrada de la RationalWiki; "Was Hitler a Darwinian?", artículo académico del historiador de la ciencia Robert J. Richards.

Elisabeth Ebertin.

4. Profetas que predijeron la llegada de Hitler. Como pasa con toda superestrella (o con todo supervillano) sobran aquellos que teorizan sobre oscuros enlaces entre el führer y lo paranormal. Como veíamos hace ya un año, es bastante conocida la leyenda de las armas maravilla de los nazis, fruto de sus contactos con extraterrestres. Los nazis mismos alentaron la mitología, el ocultismo y el oscurantismo como partes esenciales de su cultura, algo que muchos filósofos e historiadores ven como la principal fuente del irracionalismo moderno del que derivaron otras de sus manifestaciones, como el posmodernismo francés, heredero del esoterismo y la anti-ilustración alemana. Sin alargar el asunto más de la cuenta, uno de los temas recurrentes cada cierto tiempo es el de las profecías que, supuestamente, anunciaban el ascenso y caída de Hitler.
Tal vez un caso poco conocido, pero extraño a todas luces fue el de Elisabeth Ebertin, la primer astróloga profesional de Alemania, quien no vivió lo suficiente para ver finalizada la guerra. Como tantos otros astrólogos de ayer y hoy, Ebertin era una adivina que gustaba de hacer profecías en base a lo que "le dictaban" las estrellas. En 1914 los astros, aparentemente, le dieron a Ebertin un notable presagio:
"Un combatiente nació el 20 de abril de 1889 y en su nacimiento el Sol se encontraba a 29 grados de Aries (…) Es posible que pronto contribuya al ímpetu que pondrá la piedra a rodar. De acuerdo con las constelaciones estelares, en definitiva, el hombre debe ser considerado con seriedad, y está destinado para el papel de un líder en futuros conflictos. Casi parece que, quien yo tengo en mente, fue escogido por el destino bajo esta fuerte influencia de Aries, para sacrificarse él mismo por el pueblo alemán y soportar todo con valentía y bravura (…), pero al menos dará el ímpetu a un movimiento de liberación alemán, que entonces irrumpirá de repente de una manera elemental.
El pueblo alemán sólo podrá regresar a ser él mismo de nuevo en los campos políticos y religiosos mediante algunos líderes espirituales enviados por Dios, en especial por el grupo de individuos que creen en Dios y tienen una sensibilidad cosmológica, y quienes se encuentran por encima de los partidos políticos. (…) Una vez que el momento correcto en el tiempo llegue (…) entonces las estrellas, que ahora brillan en lugares ocultos, aparecerán como meteoros brillantes de gran belleza."
En 1914 un joven soldado alemán llamado Adolf Hitler combatía en las trincheras, viviendo en carne propia los horrores de la guerra. Pero lo importante realmente de esta predicción es la fecha del líder del que habla: 20 de abril de 1889, día y año de nacimiento precisamente de quien después sería llamado führer. Cuando Hitler, un par de décadas más tarde, leyó el horóscopo gracias a una seguidora suya que gustosa se lo hizo llegar, no pudo ver otra cosa sino una clara referencia a él mismo y a su glorioso destino.

Erik Jan Hanussen.

Otro personaje oscuro que enlazó a Hitler con el misticismo fue el astrólogo  y vidente Herschel Steinschneider, mejor conocido como Erik Jan Hanussen, un comediante judío-austriaco que desde joven aprendió a usar trucos de mentalismo para aparentar poderes psíquicos y estafar incautos. Algo curioso de la historia de este magufo, es que primero publicó dos libros en 1917 y 1920 respectivamente, hablando sobre cómo la telepatía, la clarividencia y otras facultades paranormales eran vulgares estafas, para luego abrazar el ocultismo y asegurar que poseía facultades psíquicas. Huyendo de Austria y después de Checoslovaquia por ser denunciado como estafador, Hanussen al fin llegó a Berlín. "El mentalista recién surgido se mudó a la escena del cabaret y luego comenzó a dar espectáculos públicos en los principales teatros. Tenía carteles caros a todo color impresos y pronto estaba jugando en casas abarrotadas. El precio de admisión fue casi el doble del precio regular de un espectáculo de variedades, y Hanussen también dio lecturas personales muy costosas para sus clientes. En el escenario era una figura llamativa con un maquillaje blanco y un traje de cola", escribe el mago y reconocido cazador de charlatanes James Randi, en su Encyclopedia of Claims, Frauds and Hoaxes of the Occult and Supernatural (1995).
Pronto un hombre con habilidades paranormales y habilidades para engatusar al gran público como las de Hanussen llamó la atención del partido nazi. Hanussen renunció de buena gana al judaísmo y se convirtió al protestantismo, volviéndose también uno de los promotores del nazismo y antisemita "más vehemente y salvaje", en palabras de Randi.  Algunos aseguran que este charlatán se convirtió en el astrólogo y clarividente favorito de Hitler, moviéndose entre los grandes del nazismo y colaborando con la policía secreta. Hanussen se hizo de mucho poder y riqueza, adquiriendo una mansión conocida como el "Palacio del ocultismo". Algunos nazis, como el editor del periódico Berlin am Morgen, Bruno Frei, sospechaban de la supuesta maravilla de Hanussen, al grado de ser denunciado (oh sorpresa) como estafador y por encubrir su descendencia judía. Demandas como las de Frei fueron desestimadas en su tiempo, aunque la semilla de la sospecha ya había sido plantada. Randi comenta un poco más de una de las "hazañas" más memorables de este estafador, una oscura profecía que marcaría el inicio de su final:
"En una fiesta especial de invitación en este lugar en febrero de 1933, la crema de la sociedad berlinesa estuvo presente. El anfitrión Hanussen anunció una sesión, apagando las luces y pareciendo entrar en un trance en el que anunció sus visiones de que Adolf Hitler conduciría a Alemania a una gran gloria, pero que habría varias calamidades antes de que llegara ese momento. Aseguró a todos los presentes que Hitler aplastaría inminentemente los intentos izquierdistas de perturbar al gobierno. 
Luego, el público quedó atónito cuando Hanussen repentinamente se puso de pie y comenzó a gritar sobre un desastre que involucró un incendio masivo. Dijo que en una visión claramente vio "una gran casa ardiendo", y cuando se le preguntó, no negó que fuera el Reichstag."
A la mañana siguiente, tuvo lugar el  incendio del Reichstag, tal y como Hanussen lo había predicho, pero, ¿fueron las fuerzas sobrenaturales o Hanussen sabía más de lo que le convenía?
Un último caso, el más popular sobre un profeta hablando del gran dictador, es el de Michel de Notre-Dame, mundialmente conocido como Nostradamus. Para los creyentes, este médico y astrólogo renacentistas, probablemente el charlatán más famoso de toda la historia, logró ver una serie de eventos y calamidades que incluyen el ascenso y caída de Napoleón, el gran incendio de Londres, la invención de bombas, cohetes, submarinos, aviones, el desastre del Challenger, la llegada del hombre a la Luna, el asesinato de JFK, el atentado del 11/09, y la identificación del tercer anti-cristo con Osama Bin Laden, George W. Bush, Benedicto XVI o Barack Obama (depende del fanático al que se le pregunte, claro). Y por supuesto, se dice que también predijo el ascenso de Hitler.
Nostradamus escribía sus profecías en cuartetos, un estilo de escritura más que ambiguo que deja mucho a la interpretación. Para sus seguidores, es evidente que Hitler es mencionado en la siguiente profecía:
"Bestias feroces de hambre ríos tragar,
La mayor parte del campo contra Hister estará,
En jaula de hierro el grande hará llevar,
Cuando nada el hijo de Germano observará." (Centurias II, 24).
Los "estudiosos" de Nostradamus observan en esto una profecía que habla de la llegada del poderoso ejército nazi, del Holocausto que "encerró" en jaula de hierro a millones, y al hijo germano con todo y nombre: Hister, que bien pudo ser un nombre en código para Hitler porque Nostradamus no quiso o no alcanzó a descifrar con precisión. Todos "en el campo" estuvieron contra Hitler. ¿Cómo alguien podría negarse a creer que Nostradamus advirtió de este gran peligro (el segundo anti-cristo) cinco siglos antes que Hitler llegara al poder? Como siempre, las historias de misterio parecen más enigmáticas de lo que en realidad son. A Hitler también le gustaba creer que Nostradamus, Hanussen, Ebertin o cualquier otro autoproclamado psíquico podía ver el futuro, profetizando grandes cosas para la Alemania nazi y el Tercer Reich que, según él, estaba destinado a durar 1,000 años.

Nostradamus.

 La historia de Ebertin, narrada en el libro Los magos de la guerra (2014), del periodista paranormal Óscar Herradón, suena sin dudas impresionante, pero, si hemos de creer que la astrología en verdad puede predecir el futuro y la llegada de un personaje como Hitler, ¿no debieron de haberlo profetizado todos los astrólogos del momento? Después de todo se supone que todos interpretan lo que las estrellas dicen sobre nuestra conducta y nuestro destino, ¿o no? Tal vez, si tan solo hubiera sido profetizado por un consenso de astrólogos en vez de ser una lectura de horóscopo extraviada entre miles de otros horóscopos realizados en 1914, podríamos tomar con mayor seriedad la predicción de Ebertin, de quien por cierto no se cumplió toda su profecía, y que por cierto, anunció un centenar de profecías que nunca se realizaron.
Hanussen, por su parte, era un hábil estafador que había estado demasiado cerca de los grandes del partido nazi. En realidad la oscura profecía de Hanussen era un acto de prestidigitación donde compartió información privilegiada obtenida del director de propaganda del partido nazi, Joseph Goebbels. Los nazis ya tenían planeado incendiar el Reichstag y culpar a los militantes comunistas, demostrando que el comunismo buscaba desestabilizar al gobierno alemán. Hanussen se enteró más de lo que debía, ya que el 24 de marzo del mismo año fue arrestado en secreto. Su cuerpo fue encontrado mutilado el 7 de abril en una tumba poco profunda a las afueras de Berlín.
Las Centurias de Nostradamus parecen más misteriosas de lo que son, sobretodo si no se toma en cuenta los antecedentes históricos y referencias con las que contó este astrólogo. Hister no es un nombre en código, sino que es el nombre que en la época de Nostradamus se le daba al Bajo Danubio, es decir, se refiere a una región geográfica y no a una persona. Cabe recordar también que el "hijo de Germano" (o de Germania) tampoco es una referencia moderna, y es así como era conocido el norte del Danubio. Por si se ocupara algo más, hay que recordar que aún cuando se refiriera a Alemania, Hitler no nació en Alemania. Nada de esto ha impedido que año con año se presenten artículos  y documentales sobre cómo hubo profetas que predijeron la llegada de Hitler, titulares que llaman más la atención que hablar de charlatanes del Renacimiento que decían vaguedades entorno al Danubio.
Véase más: "Erik Jan Hanussen", entrada en Encyclopedia of Claims, Frauds and Hoaxes of the Occult and Supernatural, de James Randi; "Nostradamus", entrada en The Skeptic's Dictionary, de Robert Todd Carroll.