Friends era una serie divertida, simpática, que nos hablaba de los lazos de amistad que unían a estas seis personas tan distintas en una etapa de la vida en que iban abandonando su juventud y entrando en la serenidad de la madurez. Reimos con ellos y las cosas divertidas que les pasaban, les vimos pasar problemas en el trabajo, amores y desamores. Queríamos que Ross y Rachel tuvieran ese final feliz que tanto deseaban, y que Mónica y Chandler fueran padres como tanto querían, y nos alegramos cuando eso sucedió. Al final, todos quisimos tomarnos ese último café con ellos que Rachel tanto pedía. Porque el gran secreto de la serie era que los protagonistas de Friends eran ya como nuestro propio grupo de amigos, y pasábamos muchos buenos ratos con ellos. Friends sentó las bases de la sitcom más moderna, incluso aquí, en España, con la genial Siete Vidas (parece mentira que Aida sea un spin-off, aunque en sus comienzos no estaba tan mal, la decadencia de las series españolas puede llegar a límites insospechados) Ross, Joey, Chandler, Monica, Rachel y Phoebe quedaron para siempre en un rincón de nuestros corazoncitos, incluso los actores que los interpreraban quedaron unidos para siempre por la amistad. Y siempre que volvamos a ver la serie, volveremos a reir con sus historias, y a emocionarnos con ellas.
Y con este terminamos por hoy. No puedo contaros nada de la quedada de Inglés porque, como soy así de boba, me confundí de número de la calle en que esta la academia, y me fui a la otra punta. Ya iba tarde, y para cuando quise llegar, se habían ido a otro sitio. Pero no importa, suelen hacerlo de cuando en cuando, y ya me enteraré de cuando es la siguiente para unirme. Ya os contaré más cosas. Hay que celebrar un poco Halloween, y tengo más cosillas pendientes para el blog. ¡¡Nos vemos pronto!!