Katherine Pierce ni siquiera es el nombre verdadero de nuestra protagonista. En los libros originales de esta saga vampírica, era de origen alemán, y se llamaba Katherine von Swartschild. En la adaptación televisiva, a los guionistas les entró la inspiración al oír a Nina Dobrev hablar en búlgaro con su madre durante la audición para el papel. No solo fue escogida, sino que, en su honor, decidieron situar los orígenes del personaje aún más al este de Europa, en Bulgaria, de donde procede la actriz. Allí nació Kath, como Caterina Petrova, en 1473. Siendo muy joven, cometió lo que en muchas culturas aún a día de hoy sigue siendo una deshonra para una mujer: se quedó embarazada sin haberse casado, avergonzando por ello a su familia, que contaba con una buena posición. Kath dio a luz una niña viva y sana, que le fue arrebatada por sus padres al nacer, y después de eso, huyó a Inglaterra. Cambió su apellido y adaptó su nombre a la pronunciación inglesa. Allí, ya conoció a dos hermanos que cambiarían para siempre su destino, y no, no eran los famosos Salvatore. Se trataba de Elijah y Klaus Michaelson, dos hombres de los que nuestra chica ignoraba un dato crucial: eran parte de la primera familia de vampiros, convertidos a esta condición por un hechizo, y no por una mordedura; y por tanto, mucho más poderosos que cualquier otro vampiro. Klaus incluso tenía la tara de ser, según parece, el hijo bastardo de la familia, engendrado en realidad por un licántropo; y al que el hechizo, por tanto, había convertido en un híbrido. No obstante, su propia madre, una poderosa bruja, con ayuda de una amiga, usó la magia para mantener dormido el lado licántropo de Klaus, y que no llegara a ser nunca un híbrido completo. Este se moría de ganas de romper el conjuro, naturalmente, pero hacerlo requería un ritual muy complicado. Klaus necesitaba tener en su poder la piedra lunar, para canalizar la magia, sacrificar a un vampiro y a un hombre lobo, y después, a una joven humana. Pero no valía una chica cualquiera: tenía que ser una descendiente, una doble exacta de la bruja que ayudó a su madre. Y la casualidad quiso que una de esas dobles, la propia Katherine, llamara a su puerta. Cuando Kath descubrió para que pretendía usarla Klaus, huyó tan rápido como pudo, llevándose la piedra lunar consigo. Fue encontrada por dos acólitos de Klaus, los vampiros Trevor y Rose, pero se las apañó para seducir y engañar a Trevor, y conseguir que este le diera un poco de su sangre para curar las heridas que se había hecho huyendo por el bosque. Después, se quitó la vida ahorcándose en un telar, pero la sangre de Trevor hizo que volviera a renacer, convertida ahora en toda una vampiresa con el poder suficiente para huir de Klaus. Por venganza, este asesinó a todo su familia en Bulgaria. Katherine los encontró muertos cuando regresó a su país natal.
Después de su huida, la pista de Katherine se pierde durante siglos. Volvemos a verla en 1864, en Mystic Falls, Virginia, donde transcurre la acción principal de la serie. Allí, se aloja en casa de Guiuseppe Salvatore, con la excusa de ser una joven huérfana de Chicago que perdió a su familia en un incendio. Parece tener la intención de reconciliarse de alguna forma con Klaus, o al menos, de lograr que deje de perseguirla. Pretende hacerlo devolviéndole la piedra lunar, que él necesita para romper el hechizo que le impide ser un híbrido completo de vampiro y licántropo. Al haberse convertido en vampiresa, la sangre de Kath ya no es apta para el sacrificio como humana. Klaus tendrá que esperar a que nazca una nueva doble de la línea Petrova. Mientras tanto, nuestra protagonista, ya con siglos de experiencia en esto de los colmillos y la sangre, encuentra un gran entretenimiento en los jóvenes hermanos Salvatore. Tanto Stefan como Damon caen rendidos a sus encantos, y ella promete a ambos amor eterno y la inmortalidad. Y así están las cosas hasta que Katherine es descubierta, junto con otros vampiros que se ocultaban en el pueblo, y llevada a la iglesia local para ser quemada. Stefan y Damon acuden a su rescate, sin recordar que ambos han ingerido la sangre de la vampiresa en sus encuentros íntimos con ella. No logran rescatar a Kath, que escapa una vez más por sus propios medios, y después de recibir cada uno un disparo de algún vecino que andaba de patrulla antivampiros, los Salvatore regresan a la vida convertidos en chupasangres, y enfrentados para siempre por aquella enigmática y seductora mujer. Por su parte, Katherine assegura que al menos, si estuvo; y sigue estando profundamente enamorada de Stefan, pero su palabra es más que dudosa. Parece más bien que nunca quiso a ninguno a de los dos, y que tan solo se divertía con ellos. En cualquier caso, ha seguido la pista de Stefan, eso esta claro. En 1920 acudió a una fiesta, a observar de lejos la creciente amistad del menor de los Salvatore con su perseguidor, Klaus, y también le vio bailar con la hermana de este, Rebeca. Y ya a finales del pasado siglo XX, en plenos años 80, volvió a espiar a Stefan en las sombras mientras este acudía con su amiga Lexie a un concierto de Bon Jovi.
En 2009 (segunda temporada de la serie) Katherine regresa a Mystic Falls, esta vez sabiendo de la existencia de una nueva descendiente y doble suya, la joven Elena Gilbert, quien es, curiosamente, la nueva chica en la que los Salvatore parecen interesados, y por quien se pelean ahora. El reencuentro de Kath con Stefan y Damon hará saltar chispas en la pantalla, y ella proporcionará algunos de los momentos más memorables de la temporada, siendo siempre un elemento para desestabilizar las tramas e introducir un poco de sorpresa. Será la causante de más de un quebradero de cabeza para el triángulo de protagonistas, obligando a los Salvatore a enfrentarse con su pasado y a Elena a estar más atenta que nunca. Al final, conseguirá librarse de Klaus una vez más, dejando a Elena el mensaje de que no es tan malo amar a los dos chicos a la vez. Tanto en la tercera como en la cuarta temporadas de la serie, Katherine seguirá siendo el incontrolable elemento sorpresa de la historia, a veces causando problemas, otras incluso como una inesperada aliada (como cuando ayudó a acabar con la vida de Michael, el patriarca de la familia original de vampiros, y ayudó también a Stefan a huir cuando lo necesitaba, y en cierta forma, a recuperar la humanidad que estaba temiendo perder.) Entre sus intervenciones más recientes, está haber acabado con la vida de Jeremy Gilbert, el hermano menor de Elena, su doble y rival, para impedir que el joven se hiciera con la cura contra el vampirismo guardada en la tumba de un poderoso brujo llamado Sylas (una vez más, para utilizar ella misma la cura para negociar con Klaus su libertad, y que este cesara en su venganza contra ella.) Finalmente, Katherine cerró la cuarta y más reciente temporada con un enfrentamiento con Elena, ahora también como vampiresa. Con sus fuerzas igualadas, Elena logró vencer a base de astucia, usando un hábil movimiento que no puedo revelar porque destrozaría la sorpresa si es que vais a ver la serie. Digamos solo que el destino de nuestra vampiresa ha vuelto a dar un giro de 180 grados, y que, una vez más, tendrá que adaptarse a ello. Con su temperamento luchador, su carácter, su astucia y sus mañas para seducir, no creo que le sea muy difícil. Eso sí: seguro que se la tiene jurada a su doble por lo sucedido.
Para cerrar, decir que estamos ante uno de los personajes más interesantes de esta serie, que siempre refresca y da vida con su presencia. Katherine es, como ya he dicho, una superviviente y una luchadora, que aprendió a valerse por sí misma al ser rechazada por su familia. Supo seguir adelante sola, valiendose, como buena mujer fatal, de todo tipo de artimañas, ya fuera usando su belleza o su astucia, de la que no carece. Es una vampiresa, una guerrera solitaria, una madre que nunca tuvo ocasión de serlo de verdad, una enemiga y rival, una amante o una aliada ocasional, depende de como le interese. Especial mención merece el talento de Nina Dobrev para dar vida tanto a Katherine como a Elena. La serie siempre recurre, como creo haber mencionado, a ponerle un estilo diferente a cada una. Kath suele llevar el cabello rizado, tacones altos, maquillaje más oscuro y ropa más provocativa (escotes, prendas ceñidas, minifaldas y vestidos) además de muchos más complementos como pañuelos y bisutería. El estilo de Elena suele ser más sencillo. Excepto en momentos puntuales como bailes y fiestas, ella viste vaqueros, camisetas y blusas simples, no lleva demasiado maquillaje y se arregla su lisa melena como mucho en una recatada coleta. Pero es la propia Nina la que, cambiando totalmente la energía de cada una, hace que cobren vida las dos. Incluso se mueve y mira de manera diferente cuando es una o la otra. Así que por tantos motivos, desde la riqueza del personaje al talento de la actriz que esta detrás, Katherine Pierce (o Caterina Petrova) merece la medalla de plata. Y con esto, acabamos por hoy. Más mejor, próximamente en el blog. ¡¡Besitos!! (Y vídeos dedicados a nuestra chica, por supuesto)