El tema de la semana es "Los problemas de los lectores", esos terribles contratiempos o desgracias constantes que nos ocurren en esta travesía llamada literatura. Podríamos rellenar trilogías contando nuestras peripecias, pero os anoto mis recurrentes problemas cuando quiero abordar un libro...
1.- Quedarme a medias en una lectura. Estar en una parte interesante, a punto del clímax, de un descubrimiento descomunal, de un diálogo que pasará a la historia... y tener que dejarlo porque he llegado a mi parada, se me ha acabado el tiempo, he quedado con alguien o similares. Lo peor es dejarlo en mitad de un capítulo, a mitad de una frase, a mitad de un discurso, y luego pasarte el resto del día deseando recoger el libro para continuar con la lectura.
2.- Tener ansias de leer varios libros al mismo tiempo, querer leer todas las novelas del mundo a la vez. Esto pasa ante todo cuando estoy mirando blogs o las novedades del mes. Enseguida me entra un hambre voraz por leerlo todo y ya aspiro a coger 3 o 4 libros al mismo tiempo. Pero es que no hay tiempo.
3.- La maldita espera de una continuación a otra. Esta es la gran maldición del lector que va al día con sus sagas. De morderte las uñas y pensar mil teorías sobre lo último que has leído. De rememorar el final para apaciguar el hambre. Pero el tiempo se hace eterno. ¿Qué es eso de publicar un libro en primavera del 2016? ¡Señores, que justo hemos empezado 2015! ¡Yo misma os transcribo las ideas, pero dadme un prólogo o algo! Y similares. Y ya no hablemos de trilogías que no tienen ni el título pensado del tercer libro... para volarse los sesos.
4.- Acumular libros en las estanterías. Esos libros que te piden que los compres porque están solos y abandonados en las librerías y luego se quedan cogiendo polvo porque no encuentras el momento. Somos malas personas porque no los leemos, aunque ellos también llevan parte de su culpa. ¡No me provoques con esa portada, con esa sinopsis hablando de distopías, que no tengo tiempo para ti...!
5.- No tener un marcapáginas adecuado para cada lectura. Esto es más bien una manía, pero nunca consigo empezar en condiciones una lectura si no he escogido un punto de libro afín. Ante cada portada o sinopsis, miro en mi caja y voy comparando mentalmente hasta que decido que ese marcapáginas es el mejor compañero de viaje. Tengo de todo tipo, desde preciosos de gatitos, pasando por varios que he hecho yo misma de tigres o mariposas y hasta uno de un Dylan O'Brien descamisado. Hasta que no escojo el punto perfecto, no siento que he empezado una nueva lectura.
¿Conocéis estos males? ¿Cuáles son los vuestros?