El torcecuello es una de las especies más extrañas de nuestra avifauna. Aunque no lo parezca, pertenece a la familia de los pícidos, los pájaros carpinteros. Sin embargo, ha perdido muchas de las características de éstos, como por ejemplo el llamativo plumaje. Como se ve el torcecuello presenta unos tonos muy crípticos y miméticos. El ejemplar de las fotografías parece un juvenil, por el ojo completamente oscuro.
Además, no perfora la madera para construir sus nidos, y aprovecha agujeros ya hechos, en muchas ocasiones cajas nido. Otra diferencia que presenta con otros parientes es que mientras casi todos los pájaros carpinteros son sedentarios, como mucho dispersivos, el torcecuello es un ave migradora. La mayor parte de las poblaciones europeas se desplazan hasta África a invernar, aunque un pequeño porcentaje se queda en la Península Ibérica.
El torcecuello es un especialista, y se alimenta casi en exclusiva de hormigas, que captura con su larga lengua. Los ejemplares de hoy frecuentaban sobre todo los caminos y zonas despejas, que recorrían una y otra vez buscando formícidos, como puede verse en este vídeo.
Además de los torcecuellos se siguen observando otras especies en migración, como tarabillas norteñas y collalbas grises.