Hoy la noche brama, el viento llama a alguna aldaba invisible y sobre los cristales la lluvia canta. Se acerca la tormenta, y mi soledad circundan los espectros; susurran las hadas.
La noche brama, las nubes altas viajan, y mis ensueños tardan en mecerme en sueños, la mente viaja.
¡Qué inmensa se ve la soledad cuando me arremolina en su epicentro...! Me seduce la tormenta, que hace temblar los cristales y llorar las almas.
La fuente calla, y el clamor de esta noche me habla al oído que no estoy sola, que tú estás cerca y escondido tras el majestuoso estruendo que me llama por mi nombre con tu voz helada.