Sevilla tiene ganaderías para su feria. La empresa Pagés ha confeccionado un elenco ganadero conforme los gustos taurinos de los últimos tiempos. Con poco toro y mucho nombre. Se ha lucido. Leánlo en el sentido que mejor le interese a su subconsciente clavelero. Miura, Victorino, Dolores Aguirre, Conde de la Maza, Fuenteymbro, Daniel Ruiz, Jandilla, Ventorrillo, Carmen Segovia, Alcurrucén, Nuñez del Cuvillo, Torreherberos-Torrehandilla, El Pilar y Garcigrande.
Catorce ganaderías, de las cuáles nueve son encaste Domecq y una encaste Nuñez. Diez de las "güenas". Se da la casualidad -o causalidad- de que de estas catorce, ¡diez! enfundan y manipulan sus toros. ¿Cuáles son esas diez? Las anteriormente citadas. Las cuatro que no enfundan -todavía- son las llamadas toristas -por mucha lumbrera evangelista del taurinismo, pellorativamente- Miura, Victorino, Conde de la Maza y Dolores Aguirre.
Bienhechores de la Fiesta vestidos de babieca y oro, niños de Fuentevelilla, ruiseñores de la Puebla, cipreses pétreos, en vuestras manos está la tauromaquia. Ustedes dirán, señores: reservamos las entradas para verlos con toros que han nacido, crecido y vivido como toros, o van a seguir luchando por matar esos bichos de jerezana alcurnia que una semana antes de ser muertos a estoque en la Maestranza siguen con la cabeza llena de plásticos y peuvecés, como si fueran chirimbolos de fontanería.
Como ante el progreso dicen que no se puede luchar y no se le pueden poner puertas al campo, en actitud no de aficionado, sino de cliente que paga por un producto, me gustaría pedir una cosa. Sólo una: que se me informe sobre lo que voy a consumir, igual que el Danone de fresa en la etiqueta te dice que lleva fresas, pero también acidulantes, conservantes y no se cuántas porquerías más, quiero que se me informe en el cartel, de que la ganadería que se anuncia esa tarde, y a la que me va a costar ver un jornal de mi trabajo, les pone fundas a sus toros. De una forma análoga al rejoneo. ¿Por qué no?