Siempre me ha gustado ese dicho de que "El hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra", de hecho me gusta tanto que voy a estar mínimo dos meses tropezando con una.
Como alguno de vosotros sabéis esta repentina desaparición de la blogosfera durante dos semanas, ha sido debida a una piedra, pero no a una piedra cualquiera. Una pequeña, pequeñísima, de las que pasan desapercibidas normalmente cuando vamos por la calle.
Pero esta piedra es especial, porque la muy ...... estaba en mi riñón, y decidió salir de ahí a recorrer las estrechas sendas de la vida. Hay que ver como algo tan pequeño puede producir tanto dolor, cuando salga, porque tiene que salir tarde o temprano tendré una charla con ella.
Después de cuatro días ingresado en el Hospital con la piedrecita y dopado de calmantes, me fui a casa, con un tratamiento y hora con el urólogo para unos días después para ver como me había ido en casa. ¿Cómo te fue? os preguntaréis algunos. Pues mal, bueno bien, bueno a ratos, porque hubo momentos que vi las estrellas más de cerca que nunca, y eso que estoy acostumbrado a ellas.
Así que la piedra ahora parece que está alojada en la pared de la vejiga y que está cómoda porque estos días me duele menos, aunque me da algún toquecito de atención, a demás de estar continuamente con la sensación de que me estoy orinando.
Pues bien, el urológo me ha mandado todas las pruebas necesarias para que en dos meses, si no ha salido por si misma, me toque pasar por quirófano para sacarla. Así que aquí estoy intentando convencerla para que salga y no tener que pasar por ahí, aunque con lo que debe doler, no sé que será mejor.
Encima, la semana pasada han sido las fiestas de Castellón, y claro, he podido hacer bien poco, de hecho, no pude ir ni al concierto del que os hablé en mi último post.
En fin, paciencia y beber mucha agua.