Torquemada y Juana I de Castilla, la Reina cuerda

Publicado el 13 noviembre 2024 por Monpalentina @FFroi

Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos, ha pasado injustamente a la historia como Juana "La Loca". Se ha demostrado que la historia de esta reina está llena de mentiras, entre ellas la interesada propagación de su enajenación mental en el momento de heredar los reinos. Juana fue la soberana mejor preparada del Renacimiento, pero tanto su esposo, como su padre y su hijo no le dejaron ejercer su poder legítimo.

La reina Juana fue víctima de su esposo, Felipe I "El Hermoso", mujeriego y seductor, de su padre Fernando "El Católico", que intentó dominarla y la mandó confinar en Tordesillas, y de su hijo Carlos I, que prefirió ser rey antes de tiempo y emperador a costa de las arcas de Castilla, suscitando el movimiento comunero. Carlos I se ocupó hasta su muerte de mantener a su madre encerrada en Tordesillas. Todos fueron responsables de sus males con la intención de apartarla de la corona para su propio beneficio, su padre y su hijo permitieron su cautiverio durante 46 años en el palacio de Tordesillas. Su locura fue pregonada por el reino, de manera interesada, cuando en realidad la reina estaba en su sano juicio.

Desde el siglo XVI hasta el XX los historiadores aceptaron en mayor o menor medida la "locura" de doña Juana. En el siglo XXI la historia se ha revisado, sobre todo a partir de los estudios de la investigadora estadounidense Bethany Aram, profesora de la Universidad de Sevilla, quien cuestiona la aceptación histórica de la locura de la reina, al igual que la historiadora Cristina Segura Graíño, y el historiador Miguel Ángel Zalama Rodríguez. La historiadora y escritora Marta Lara, publica un libro con este sugerente título: "Juana I de Castilla, la reina cuerda". Esta publicación la presentó su autora en Palencia en el Salón de Actos del Palacio Provincial, dentro del acertado ciclo de presentaciones de libros con el nombre "DE VARIA LITERARIA". El libro es una concienzuda y muy interesante psicobiografía y una reconstrucción de la vida de este personaje fascinante.

Al finalizar el acto hablé con Marta Lara y con su hermana Laura, que me dedicaron el libro, y les comenté que en la próxima edición (lleva tres) me gustaría que profundizase e incluyera un capítulo sobre la estancia de la reina Juana en la localidad palentina de Torquemada, tras la repentina muerte (1506) en Burgos de su esposo, Felipe I "El Hermoso". Juana, legítima heredera de la corona, paseó durante ocho meses el féretro de Felipe I por varias poblaciones, con un cortejo fúnebre que causó asombro e incluso miedo en todas las villas.

El cortejo fúnebre, en su camino hacia Granada, llegó a Torquemada en la Nochebuena de 1506, y permaneció cuatro meses en la localidad palentina debido a que la reina estaba embarazada de su sexto hijo, a pesar de contar tan solo veintisiete años. En Torquemada, la reina se aposentó en la casa del cura, y los cortesanos que no tenían donde hospedarse se fueron a Palencia con el consentimiento de la reina que pretendía estar sola. Fue el 14 de enero de 1507 cuando dio a luz a la infanta Catalina de Austria, bautizada por el cardenal Cisneros en la iglesia de Santa Eulalia. Torquemada no olvida este hecho histórico y cada año, en el mes de julio, lo rememora con la colaboración de los vecinos, que esperan con antorchas en el puente sobre el río Pisuerga la llegada de la reina y su cortejo que son recibidos por el alcalde de la localidad.

El cortejo fúnebre se dirige a la iglesia de Santa Eulalia y se procede al bautizo de la infanta Catalina. Esta representación de la llegada de la reina Juana a Torquemada y el bautizo de la infanta Catalina es una tradición que se lleva conmemorando durante 15 años, por lo que debe llamar a las puertas necesarias para que se abran y declare a esta rememoración de Interés Turístico Regional. El éxito del evento no sería posible sin sus organizadores, el asesoramiento y coordinación de una compañía de teatro, el patrocinio del Ayuntamiento de Torquemada y la Diputación, y la desinteresada colaboración de los vecinos de Torquemada que participan en la representación de un hecho que forma parte de su historia y que tuvo lugar en su templo parroquial. Con motivo de esta recreación acuden a Torquemada muchos vecinos de la comarca del Cerrato y de la capital.


En Torquemada se tiene especial cariño a la reina Juana, que, al parecer, se encontraba muy bien en la localidad porque allí olvidaba el ambiente y presiones políticas de aquella época. Además, en Torquemada nació su hija Catalina, que le acompañará durante 18 años en su destierro en Tordesillas, hasta que partió a Portugal para ser reina tras casarse con el rey Juan III. Junto a la iglesia parroquial de Santa Eulalia se encuentra el busto de la infanta Catalina, inaugurado el 14 de enero de 2007 con motivo del V centenario del nacimiento de la infanta en Torquemada, cuyo autor es el escultor palentino Sergio García. Según la historiadora Anne Marie Jordan, <<A pesar de su aislamiento, Juana procuró una educación regia para su hija, lo que la convirtió en una reina políticamente exitosa. Si Juana hubiera estado realmente loca, Catalina no habría tenido ese carácter tan estable>>. En opinión de la historiadora Marta Lara, la reina Juana, <<Durante 18 años tuvo un bálsamo de incalculable valor, su hija Catalina, con la que jugaba, con la que cantaba y con la que se evadía del mundo entre libros. Por ser la más inteligente de la corte, Juana I, se ganó el despectivo con el que ha pasado a la posterioridad>>.

<<Muchas personas que se relacionaron con ella sabían que su cabeza estaba perfecta>>.

Aparte de la magnífica representación de la llegada de la reina Juana I de Castilla a Torquemada, la historia real de este hecho histórico recoge que la reina Juana ordenó que el cadáver de su esposo permaneciera en Santa Eulalia, bajo la custodia de soldados día y noche, con la combustión de cirios y antorchas, y no faltaba la quema de leña cerca del cadáver del rey. También prohibió el acceso al templo de cualquier mujer y cada día se celebraban misas como si Felipe acabara de morir. Parece ser que la reina Juana provocó estas incomprensibles reacciones debido a sus propios temores, fundadas sospechas y por los rumores de que los nobles flamencos habían llevado el cuerpo de su difunto esposo a los Países Bajos. Al ser embalsamado el cadáver del rey, se les entregó el corazón para que fuese enterrado en su patria y se lo llevaran a Brujas. Por eso, la reina quiso comprobar que el cuerpo del rey Felipe estaba en la tumba de la Cartuja de Miraflores, y, tras comprobarlo, ordenó desenterrar al finado para llevarlo a enterrar a Granada, y así cumplir con la voluntad de Felipe, expresada en su testamento. También influyó en estas incomprensibles reacciones su intento de ser libre, declararse heredera del reino, y como forma de pasar el tiempo y poder librarse de que su padre la casase con el rey de Inglaterra, Enrique VII, que se interesó por ella, o con cualquier monarca europeo, y evitar una guerra si rechazaba al pretendiente. Según la autora de "Juana I, la reina cuerda", <<Los celos han clavado a Juana en una cruz de mentiras y bulos>>. El 20 de diciembre la reina salió de Burgos huyendo de la peste para dar cumplimiento a la voluntad de Felipe.

El séquito de la reina era muy numeroso y su larga estancia en la localidad diezmó los recursos de los vecinos de Torquemada, que se vieron obligados a dar cobijo y alimento a parte del cortejo real. La peste cambió los planes del séquito que tuvo que salir precipitadamente de Torquemada e instalarse en la vecina localidad de Hornillos de Cerrato.


Quizás si la reina Juana no hubiera estado 46 años encerrada en Tordesillas y hubiera llegado a gobernar, algún beneficio y detalle real podía haber concedido a Torquemada, pero la historia fue cruenta con esta reina por no rebelarse primero contra su marido, después contra su padre, y por último contra su hijo, el futuro emperador. El confinamiento de doña Juana, a causa de la interesada incapacidad mental, era esencial para respaldar la legitimidad en el trono castellano, primero en manos de su padre, Fernando, y después de su hijo, Carlos I. De esta forma, los adversarios de estos reyes, ante cualquier sospecha de que la reina estuviera mentalmente estable, podrían derrocarlos por usurpadores. Es por eso que la figura de doña Juana se convirtió en una pieza clave para legitimar el movimiento comunero.

Si Juana I hubiera apoyado a los comuneros, en lugar de proteger a su hijo, tal vez estaríamos hablando de otra historia en Castilla. El levantamiento comunero contra Carlos I, no solo reconoció a Juana como soberana, sino que la devolvió el poder que le había sido arrebatado. La reina estuvo de acuerdo y apoyó a los comuneros, pero a la hora de firmar los documentos para provocar la caída de su hijo, Carlos I, los comuneros tropezaron con la férrea negativa de la reina.

Es muy importante para la localidad de Torquemada que, a tenor de la realidad histórica, se represente y rememore el acontecimiento de la llegada de la reina Juana y el bautizo de su hija la infanta Catalina.


Cuando llegó Juana I de Castilla a Torquemada ya existían en esta villa varios barrios de bodegas con calles rectilíneas y un trazado llano con diminutas ondulaciones en las que se elaboraba vino desde finales del siglo XVI. En la actualidad se conservan más de 500 bodegas y han sido declaradas Bien de Interés Cultural. Hay bodegas que comercializan sus caldos con denominación de origen Arlanza, como Valdesalce, Ladrero, Barrionuevo, Paramillo y Carrovillamediana. Las visitas a las bodegas es un reclamo turístico de Torquemada, al que se unen sus fiestas con encierros de reses bravas, la romería de la Virgen de Valdesalce y la Feria del Pimiento, otro producto de la localidad de primera calidad, cuya feria este año cumplió su 30 edición.


Por todo ello, bien merece Torquemada una visita para además disfrutar de su riqueza patrimonial, presente en la ermita románica del cementerio de la localidad, en la monumental iglesia de Santa Eulalia, de estilo renacentista que conserva la pila bautismal en la que se bautizó a la infanta Catalina, en el bonito paraje de la ermita de Valdesalce, en el paseo por las calles para descubrir su esencia cerrateña, sus casas palaciegas donde residió la reina Juana I, y la casa en la que pasaba los veranos el poeta José Zorrilla. En Torquemada nació Tomás de Torquemada, presbítero confesor de la reina Isabel la Católica, primer inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV.

El puente de Torquemada es del siglo XVI, sus 25 ojos lo convierten en uno de los más grandes de Castilla y León. Fue escenario de la defensa heroica frente a las fuerzas francesas durante la Guerra de la Independencia. Otros atractivos que ofrece Torquemada son los paseos por la ribera del río, además de disfrutar del Molino de Torquemada y el museo etnográfico Museo Bustos.


Tiene Torquemada por tanto muchos atractivos, aparte de poseer uno de los mejores talleres de España de recuperación, restauración y fabricación de órganos, Acitores Organería y Arte. Además de disfrutar de sus bodegas y vino, se puede degustar del pimiento de Torquemada, uno de los mejores productos de la Marca Alimentos de Palencia, caracterizado por sus cuatro morros, que cuenta con tres productores, Hortalizas Salus, Hermanos Acitores de Bustos y Pimientos Piedad, cuya feria se ha celebrado el 22 de septiembre. Otro producto de alta calidad que se produce en Torquemada es la cerveza artesana, Cervezas de Torquemada. Se celebra el Festival de la Cerveza Artesana el mismo día que se conmemora la llegada de la reina Juana a la localidad.

Las fiestas de Torquemada llegan por Nuestra Señora y San Roque, donde se celebran los populares encierros. La Romería de la Virgen de Valdesalce (21 de septiembre), con los danzantes de Torquemada, es otro de los atractivos de esta localidad cerrateña.

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