Al igual que su predecesora, Torrente 4 ha batido el record para un estreno patrio en nuestro país con unos espectaculares 8,3 millones de euros. Una cifra que augura una recaudación final cercana a la treintena y que ha llevado a numerosos críticos a reabrir el debate social sobre el nivel cultural de nuestro público. A falta de ver la cinta (tendréis la crítica en unos días), no creo que su éxito se deba tanto a esa "falta de cultura" que nos achacan a los espectadores como a una conjunción de elementos por parte de ese titiritero maestro que es Santiago Segura.
Lo primero que hay que reconocer es que el realizador se deja la piel en la promoción y es capaz de lidiar en un mismo fin de semana con Florentino Fernández, Pablo Motos o Maria Teresa Campos. Pero es que lejos de lo casposo de los argumentos de la saga lo que es innegable es la estupenda factura técnica de la misma, con un diseño de producción cuidado hasta el extremo y que justifica los 10 millones de presupuesto que ha alcanzado esta última entrega.
Pero lo más importante es que se trata de un producto honesto. En los tiempos que corren la suspicacia del espectador se incrementa. Todos hemos caido ante engañosos trailers y en más de una ocasión hemos salido del cine con la sensación de haber sido estafados. Por eso ahora que el cine cuesta 7 leuros del ala (10 si quieres gafictas) se agradecen las propuestas claras. El espectador sabe a la perfección lo que va a encontrar en el cine y de ahí que no se lo piense dos veces. Porque quizás no seamos tan tontos como algunos piensan, no olvidemos que Clint Eastwood también recauda lo suyo en nuestro país.