Torres-Dulce se ha hecho con la placa de sheriff

Publicado el 09 febrero 2013 por Noblejas

Escribe  Javier Fumero en su blog La España Profunda el texto que sigue a continuación. Alaba la independencia de Torres-Dulce en sus funciones de Estado, frente a los antecesores que parecían desempeñar funciones de Gobierno.

La alusión al mundo del western que tomo de Fumero para el titular ha taído a la memoria las muchas y muy buenas conversaciones que he tenido oportunidad de mantener con mi amigo Eduardo Torres-Dulce. Entre otras, las referencias relativamente frecuentes al sentido de los porches en las obras de John Ford, y sobre todo en The Searchers. Un lugar de tránsito, de otear horizontes, de esperas, y de idas y vueltas entre lo acogedor del hogar y los avatares de los grandes espacios por explorar.


Y me ha recordado lo que escribió sobre esta película para el prólogo que le pedí para un libro sobre guiones que trata ampliamente de ella, al mencionar

..."la extraordinaria historia de soledad y desamor, de odio y de esperanza, con la que Jonh Ford expresó en clave de western muchas de sus soledades, desilusiones, esperanzas y luchas interiores"...

No sé por qué entiendo que, en su actual situación de Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce está experimentando, junto a las profundas alegrías de poder desempeñar libremente su trabajo, algunas de las emociones que Ford supo expresar en The Searchers.


Por eso pienso que vale la pena leer lo escrito por Javier Fumero bajo el título de Un fiscal general con arrestos:

¡Cuánta falta le hacía a la Fiscalía General del Estado algo así! La irrupción de un elemento como Eduardo Torres-Dulce, con voz propia y la suficiente autonomía como para dar la impresión de hasta cierta independencia, se confirma como una buena noticia para España.

Veníamos del pasteleo más impúdico. Una institución que debía ofrecer garantías jurídicas a todo un Estado ha estado secuestrada y sometida al seguidismo más vergonzante.

La ley establece que el fiscal sea nombrado y cesado por el Rey, a propuesta del Gobierno, oído el Consejo General del Poder Judicial y previa valoración de su idoneidad por la Comisión correspondiente del Congreso de los Diputados. Y que sólo rinda cuentas al país.

Sin embargo, los inquilinos de La Moncloa han interpretado tradicionalmente que se trataba de un elemento más del Ejecutivo a su servicio. Se ha llegado a decir, incluso –con cierta sorna-, que el puesto debía denominarse más bien “Fiscal General del Gobierno”.

Lo cierto es que lo nombra el gobierno de turno y el cargo depende orgánicamente de él. Con esos mimbres…

Con eso y con todo, hay una novedad. En diciembre de 2011, nada más llegar Rajoy a La Moncloa, se dio a conocer el elegido para el puesto: Eduardo Torres-Dulce. Procedía de la Fiscalía del Tribunal Constitucional, era el número dos de la carrera fiscal, de perfil moderado y un gran amante del cine: concretamente, del género western.

Pues bien. Ha pasado un año y Torres-Dulce se ha hecho con la placa de sheriff. Estupenda noticia.

Un ejemplo. Nada más conocerse la existencia de una supuesta contabilidad B en el Partido Popular y posibles sobresueldos a sus dirigentes declaró que había materia de investigación.

Se ha planteado incluso que el ministerio público llame a declarar a miembros de la cúpula del PP. “Vamos a investigar con imparcialidad y con absoluto rigor hasta el final”, dijo. Este jueves insistía de nuevo en esta misma idea.

Me parece perfecto.