Lo que más me gusta, sin duda, cuando llega Semana Santa, es poder disfrutar de las torrijas que hace mi madre.
Le salen blanditas y esponjosas, y por mucho que intento hacerlas de la misma manera nunca consigo que sean iguales, aunque de sabor están buenísimas.
De cualquier forma, os animo a hacerlas, por supuesto, sin pensar en las calorías, que hay que disfrutarlas.
- 1 barra de pan (puede ser del día anterior)
- 1 litro y medio de leche entera (depende de lo que absorba el pan)
- 1 litro de aceite de oliva (sobrará)
- 250 gr. de azúcar
- canela molida
- 3 - 4 huevos
En un recipiente que sea hondo y grande pondremos la leche, 200 gr. de azúcar y un poco de canela, según nos guste.
Removemos bien e introducimos el pan que ya habremos partido en rebanadas de un par de dedos de grosor.La leche tiene que cubrir bien el pan.
Lo dejaremos un par de horas para que empape bien.
Pasado ese tiempo, sacamos las rebanadas a otro plato para que escurran un poco.
Batir 2 huevos y poner a calentar una sartén que sea honda, con bastante aceite.
Cuando esté caliente, ir pasando las rebanadas por el huevo y freírlas a fuego no muy fuerte. Cuando veamos que el huevo queda muy liquido por la leche, lo tiraremos y volveremos batir 1 o 2, depende de las rebanadas que nos queden.
El aceite también tiene que estar bastante limpio. Si es necesario lo cambiaremos a menudo, de no hacerlo así las torrijas se quedan muy negras, de los restos de huevo que se van quedando.
En un bol, mezclaremos el resto del azúcar y un poco de canela.
Espolvoreamos bien las torrijas por ambos lados según las sacamos de la sartén y las ponemos en la fuente.