Antonio Rodrigo Torrijos, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla y portavoz del grupo de Izquierda Unida, socio de Gobierno del PSOE en el consistorio sevillano, ha escrito un post en su blog contestando a las declaraciones de ese talibán de la gestión pública desastrosa llamado Guillermo Gutiérrez en las que le criticaba su oposición a que se privatizasen líneas en Tussam con el débil y falaz argumento de que la empresa que gestiona el servicio público de bicicletas de la ciudad es una empresa privada. En dicho post se dicen cosas tan interesantes como éstas:
“Lo intentamos con la línea 72 (Los Amarillos), que llevaba a los vecinos a Bellavista. Objetivo alcanzado, aún a costa de un conflicto colectivo excesivo porque jugaron las fuerzas en presencia un contradictorio papel -incluyendo algunos dentro del equipo de dirección de TUSSAM- y no consiguiéndolo para el resto de las líneas aún concesionadas: Alcosa, Valdezorras, Torreblanca. A cambio, los sevillanos de Bellavista ya no sufren los abusos que la privada les hacía y se ha mejorado la gestión en las restantes privadas. También nos opusimos cuando se implantó la C7 en Triana que, acertadamente, se ha retirado. De la misma manera nos hemos opuesto al concurso convocado para privatizar las líneas de TUSSAM: la 5, la 36 y las nocturnas.”
Por supuesto, las negrillas son mías. Torrijos también expone algunas ideas interesantes sobre lo que podría ser Tussam en el futuro, resumidas en este párrafo:
“Lo mismo que de la grúa municipal, la empresa de Transportes tiene que disponer de instrumentos integrados y debe de ser gestionada de la misma manera integral. Es una visión que habremos de someter al criterio de los ciudadanos cuando toque explicar los programas y las propuestas para el próximo mandato. Y un grupo de actividades agrupadas bajo el paraguas de TUSSAM (autobús, tranvía, grúa municipal, bicicleta pública, agentes de movilidad, talleres municipales con túnel de lavado, ITV de autobuses, venta de gas para transporte, gestor de energía limpia, servicios discrecionales dentro de la ciudad, gestión de los espacios públicos de publicidad, etc.) harían de la empresa un potente operador, con perspectivas sólidas de gestionar bien la movilidad, siempre compleja, en una gran ciudad como esta.”
No sólo es que me parezcan bastante interesantes buena parte, si no todas, de las cuestiones planteadas por el primer teniente de alcalde, sino que creo que por el camino de buscar nuevas competencias y posibilidades de negocio para la empresa pasa buena parte del futuro de la misma.
Lo que ocurre es que para ello, y Torrijos lo sabe mejor que nadie, sería necesario primero cambiar la dirección actual de la empresa y colocar al frente de la misma a gente más emprendedora y capaz. Tal vez por eso, el representante de Izquierda Unida en el Consejo de Administración de Tussam ha sido el único que ha reprobado la pésima gestión del actual gerente, ese lince de las finanzas llamado Arizaga.
Lo que no ha dicho Torrijos, o no con la claridad que los momentos que vivimos exige, es si está dispuesto a romper el pacto de gobierno con el PSOE en caso de privatizarse líneas y si está decidido a promover una auditoría a conciencia que muestre los precipicios insondables de las cuentas de Tussam.
Ambas cuestiones son de vital trascendencia tanto para los trabajadores de la empresa como para la ciudadanía general y convendría un pronunciamiento con la suficiente claridad como para que no quepa lugar a duda alguna.
Nosotros, y estoy seguro que también los sevillanos, se lo agradeceríamos enormemente.