No solo la combinación de sabores parecía increíblemente rica, sino la decoración y a la vez sencillez la hicieron grabar en mi memoria.
Mientras analizaba mentalmente que día tenía tiempo de ir al barrio chino a comprar las rositas deshidratadas, mi amiga Ale de Alma Calma me avisó que venía de visita.
Quedamos en ir a tomar un café, que se transformó un un breve encuentro de paradas, mientras me contaba su nueva vida de pocos meses en Catamarca, y me obsequiaba una bolsa... llena de nueces recién cosechadas!
Con ese paquete en una mano, y la agenda mental en la otra, no pude esperar más y fui por las rositas.
Sabía que esas deliciosas nueces eran para esta torta.
La receta original es con almendras, pero si googlean frutos secos persas, las nueces están a la cabeza. Es más, las nueces comunes son conocidas como nueces persas.
Y conseguí las rositas en el barrio chino. No había vuelta atrás. La torta iba a ser de nueces catamarqueñas.
Es una torta super húmeda, por la harina de frutos secos, y muy delicada en sus sabores combinados: agua de rosas, cardamomo, limón y pistachos.
La recomiendo muchísimo. Además no puede ser más sencilla de decorar y más vistosa. Es LA torta para quedar bien.
Hay una receta!