Entre todo este desbarajuste se encontraba un ejemplar de Tortuga boba Caretta caretta que llevaba muerta al menos un par de días. Medía casi 1 metro, encontrándose por tanto en los límites descritos para la especie. No presentaba ninguna herida externa, aunque las provocadas por el palangre son, a veces, invisibles desde el exterior.
Mala suerte la de este quelonio. esperemos que haya tenido tiempo de reproducirse en las playas de Cabo Verde. De las nuestras hace tiempo que desapareció víctima de las redes de pesca, la contaminación y de una "especie" muy española: "EL LADRILLO".