Iniciamos septiembre con la sensación de dejar atrás el cálido verano e ir yendo poco a poco hacia las notas ocres del otoño. Mes en el que todo se revuelve, se mezcla. Los verdes con los ocres, las calmas con el viento loco, las ensaladas con los platos de cuchara.
De igual forma trascurre una primera quincena en el que se saca de allí y de acá de la bodega. Blancos del Marco, con albariños de Rias Baixas, tintos de Ribeira Sacra con “parientes” del Priorato.
De esta guisa empezamos con una Bota nº 44 “Florpower” 2010 elaborada con un 100% palomino fino, 32 meses sobre levadura en flor y 11,5% vol. que me cautivó. Sí, soy de los que se ha sentido seducido por este vino, aún cuando también reconozco que puede provocar el sentido contrario.
Amarillo dorado con dejes ambarinos. Limpio. Llamativo. Bonito de capa. Nariz embriagadora con notas de tiza, almendra, sutiles apuntes de almizcle, fruta amarilla con predominio del membrillo, manzana, punta salina y levaduras. Complejo en la “lidia”, pero con pases realmente magistrales, lentos, sentidos.
En boca ataca con buena acidez y recorrido. Es fresco a la vez que sutil, elegante y muy disfrutable. En retronasal se impone la casta con predominio de las notas de crianza rematada por sensaciones de levadura, minerales y frutos secos.
Es lo bueno de la división de opiniones, que también tienen sus distintas visiones y para lo que uno es amor, para otro es odio con una sutil frontera que los separa, “mais, c’est la vie”.