En esta ocasión, el protagonista es Kim Reggis, un prestigiosos cirujano cardiovascular que ve como su vida da un giro de 180 grados cuando su hija Becky enferma. Todo comienza al llevar a Becky a cenar a una conocida cadena de hamburguesas. Al día siguiente, Becky empieza a encontrarse mal, hasta que su estado se hace muy crítico. El doctor Reggis tendrá que enfrentarse ante un sistema médico que con tal de abaratar los costes, no actúan con la eficacia y rapidez necesarias ante tales situaciones, siendo la burocracia y la pasividad la política del hospital. Reggis montará en cólera, como no es para menos, ante la falta de acción del personal del hospital y empezará una peligrosa investigación a contrarreloj por su cuenta. Primero, irá a la hamburguesería y de ahí al matadero donde se procesa la carne con sus respectivos e ineficaces controles de calidad. Los magnates de la industria cárnica empezarán a molestarse por la intromisión de Reggis en sus intereses por lo que emprenderán sus particulares medidas para deshacerse del médico desesperado.
En general me ha gustado el libro, no es de mis favoritos, pero se lee bien. Por decir una crítica, el final me supo a poco, un poco forzado, pensaba que iba a quedar todo más explicado.